n la sede de la Gestapo en Berlín, las fichas de personajes importantes "estaban recogidas en un enorme fichero horizontal circular, capaz para quinientas mil tarjetas, que podía ser manejado por un solo operador; movido por un motor eléctrico, giraba sobre sí mismo y aparecia la ficha deseada por la simple presión de la tecla".
Esto, naturalmente, no era más que un detalle de la organización, que en realidad llegaba a todas partes. Heydrich, por ejemplo, aprovechó sus experiencias de crápula en la creación del famoso "Salón Kitty". El subjefe de la Gestapo había notado que con frecuencia los asiduos a casas alegres terminan haciendo confidencias a las chicas. Así que hizo adornar lujosamente un hotel de Berlín, transformándolo en un "nido de amor" reservado para diplomáticos y periodistas extranjeros, con residentes escogidas entre "muchachas de la vida" de singular belleza, inteligencia, cultura y conocimiento de idiomas. El bar, el salón y las alcobas del hotel fueron literalmente sembrados de micrófonos que grababan todas las conversaciones (y chicas nazis pertenecientes a la burguesía se ofrecían "voluntarias" como residentes del "Salón Kitty"). Gracias a este sistema ultracapilar de espionaje, la Gestapo fue instrumento primordial e indispensable de las más torpes y sangrientas aventuras del Tercer Reich. No sólo preparó las listas de las personas ajusticiadas durante la "Noche de los Cuchillos Largos", con la eliminación violenta de los jefes de las SA en la "purga" del 30 de junio de 1934 (porque, dijo Goering en Nuremberg, "esperaba tal encargo tratándose de una acción contra los enemigos del estado"), sino también, apenas Hitler quiso apoderarse del mando supremo de la Wehrmacht, preparó una odiosa maquinación contra los dos jefes del ejército, el mariscal Werner von B lomberg y el coronel general Werner von Fritsch.Von B lomberg, de sesenta y dos, años, se habla casado con su secretaria, Erna Gruhn. y la Gestapo reveló que la mujer se había criado en un equívoco "salón de masaje" de Berlin, había posado para fotos inmorales y estaba fichada por la Policía como prostituta. A su vez, Von Fritsch, conocido misógino, fue acusado por un falso testigo de prácticas homosexuales. El golpe fue montado por un bávaro,Heinrich Müller, que después sería jefe de la Gestapo, conocido por el sobrenombre de "Gesta po Müller". Von Fritsch recurrió a un "tribunal de honor", presidido por Goering, y del que también formaba parte el gran almirante Erich Raeder. Fue totalmente absuelto. Pero el general, igual que Blomberg, tuvo que presentar la dimisión, y murió misteriosamente al año siguiente en Polonia, a la cabeza de su antiguo regimiento.
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