viernes, noviembre 16, 2007

INFINIDAD DE TORRES

n las islas Británicas, la palabra castle se difunde a partir del siglo XI con los normandos, pero edificios de este tipo habían aparecido en épocas precedentes en todo el territorio. Castillos diferentes de una región a otra, con muy pocas características en común, entre ellas las poderosas defensas. Una constante, ésta, que se repite tanto en las primitivas estructuras circulares de madera, protegidas por terraplenes, puentes y empalizadas, como, por ejemplo, en las que forman las motas —sobre los que se alzaron durante siglos, los keeps, el equivalente de los donjons franceses— unidos a uno o más patios rodeados de habitaciones. A finales del siglo XII, las construcciones adquieren forma poligonal para facilitar la defensa durante los asedios en el siglo XIII, algunos castillos sin muralla levantarán una con torres y puertas reforzadas, mientras que la tradición de los torreones (tower-keep) perduró hasta el año 1300. También en las islas Británicas, a partir de los siglos XIV y XV, creció el interés por los aspectos residenciales del castillo, con la búsqueda de mayores comodidades, que dio lugar a la transformación del castillo en palacio.