sábado, diciembre 09, 2006

LA GESTA DE LEÓNIDAS Y LOS 300 ESPARTANOS

L SALIR EL SOL, EL REY JERJES hizo sus libaciones y, dejando pasar algún tiempo a la hora que suele la plaza estar llena de gente, ordenó lanzar el ataque contra los helenos en el paso de las Termópilas. Epialtes, un desertor de los griegos, le indicó al rey persa un atajo por el que podía sorprender a los helenos por la retaguardia. Los persas tomaron esa senda y se encontraron con los espartanos, al frente de su rey Leónidas. El choque fue brutal y la defensa de los espartanos desesperada. Los helenos eran conscientes de que, tal como estaban las cosas, y situados en una mala posición, iban a morir a manos de los persas, pero hacían el último esfuerzo de su brazo contra los bárbaros, despreciando la vida y peleando desesperados.
En el calor del choque, rotas las lanzas de la mayor parte de los combatientes, los espartanos van con la espada desnuda haciendo carnicería en los persas. En esta refriega cae Leónidas peleando como varón esforzado, y con él juntamente muchos famoosos espartanos, y muchos que no eran tan celebrados, de cuyos nombres como valientes campeones procuré informarme, y asi mismo del nombre particular de todos los trescientos.
(...) Perseveró el furor de la acción hasta el punto de que se acercaron los persas, que venían con el desertor Epialtes. Los pocos espartanos y otros combatientes helenos que quedaban con vida retrocedieron, entonces, al paso estrecho del camino; llegaron a un cerro, y juntos allí, todos menos los tebanos, sentáronse apiñados.
Peleando alli con la espada los que todavía la conservaban, y todos con las manos y a bocados defendiéndose de los enemigos, fueron sepultados bajo los dardos de los bárbaros, de quienes unos acometían de frente echando por tierra el parapeto de la muralla, y otros, dando la vuelta, cerrábanles en derredor.
Y siendo así que todos aquellos espartanos se portaron comno héroes, es fama con todo que el más bravo de ellos fue el soldado Dieneces, de quien cuentan una anécdota admirable. Oyó decir a un compañero que al disparar los persas sus arcos cubrirían el sol con una espesa nube de saetas, tanta era su muchedumbre. A lo que Dieneces replicó, en tono de burla: «Tanto mejor, así lucharemos a la sombra». Herodoto(484-420 a. C)