EL CONTENIDO profundamente religioso del Mahabharata resulta palpable en su fragmento más importante —y, desde luego, el más conocido de la gran epopeya—, la «Bhagavad-Gita» o Canción del Señor.
Esta obra —quizá un añadido posterior— narra el diálogo, en el campo de batalla, entre el dios Krishna y el héroe Arjuna de los pandavas. Arjuna teme las consecuencias de emprender un combate con sus parientes, ya que difícilmente puede imaginar un pecado peor que el de dar muerte a un familiar.
Krishna le disuade de sus escrúpulos morales y le muestra que su deber como guerrero tiene que ser precisamente matar a los enemigos. Además, se presenta como el único dios y le señala el camino —la devoción a Krishna— para escapar de la terrible rueda de las reencarnaciones.La Bhagavad-Gita, que consta de 700 versos en sánscrito divididos en 18 capítulos, ha sido calificada por los estudiosos del texto como una pequeña capilla dentro de un inmenso templo (Moho bhorata).
Los expertos difieren en cuanto a la datación de este poema espiritual. Al no existir referencias al budismo en la Gita, y aparecer algunos términos y expresiones arcácaicas , aunque hay quien l a considera prebudista, est es, anterior al ño 500 a C., aunque hay quien asegura que fue escrito probablemente en los siglos 1 ó II a.C. Sin embargo, la primera traducción que se conoce de la Bhagavad-Gito del sánscrito al inglés fue la realizada por Charles Wilkins en 1785.
MÁs ADELANTE, CUANDO Alexander Hamilton (1765-1824) regresaba de India en 1802 y se vio obligado a permanecer en Paris a causa de la guerra, enseñó sánscrito a Friedrich von Schlegel (1 772-1829), el gran critico alemán, quien con romántico entusiasmo difundió el conocimiento del sánscrito por Alemania. Fue August, el hermano de Schlegel, quien tradujo la Bhogovad Gita al latín. La obra llamó la atención de numerosos personajes famosos, desde Gandhi a Heinrich Himmler, el Reichführer de las SS, pasando por Schopenhauer y los fundadores del ocultismo contemporáneo, como madame Blavatsky. Lo que no se puede ocultar, sin embargo, es que tanto el Mahabharata como el Ramoyana son prácticamente desconocidos en Occidente e incluso carecen de traducciones completas y fidedignas.
"Mahabharata"