viernes, octubre 17, 2008

DUELOS Y QUEBRANTOS

lo largo del Siglo de Oro se citan, en distintos libros, los grandes banquetes reales o los que ofrecían los nobles o los alcaldes de las ciudades a diversos monarcas o embajadas. En la obra de Martínez Montiño, cocinero real, aparecen platos suntuosos, e, incluso, en algunos conventos, se preparaban recetas dignas de príncipes, como el faisán de Alcántara, y otras parecidas.
La realidad del pueblo era muy otra, y los conventos, como también se puede apreciar, daban de comer a cientos de pobres y de peregrinos, siendo el plato fundamental la llamada sopa de convento, de pobres o sopa boba.
La expresión “duelos y quebrantos” aparece una y otra vez en las novelas, obras de teatro y en los manuscritos conventuales; Cervantes la usa en Don Quijote en distintas ocasiones. En realidad son huevos fritos con torreznos, como lo afirma Pedro Calderón de la Barca:



“Huevos y torreznos bastan que son duelos y quebrantos”.

Plato que se puede hacer en breves momentos y que lo podían ofrecer en los conventos a viajeros cansados y hambrientos. Sin embargo, Lorenzo Díaz, en su obra Recetario del Quijote, ofrece una receta algo diferente:

“Ingredientes: Huevos, tocino entreverado, jamón, sesos de cordero, manteca de cerdo, sal, pimienta.

Modo de hacerlo: Se fríen el jamón y el tocino en trozos, en una sartén amplia, utilizando la propia grasa que sueltan los torreznos.
Se cuecen los sesos, se limpian, se trocean y se saltean en un poco de manteca de cerdo.

Se baten los huevos, se salpimentan y se hace un revuelto con los ingredientes anteriores.

Se puede servir adornado con pan frito”.

Referencia:"La cocina de los conventos".Academia de la Cocina Esoañola.