domingo, mayo 06, 2007

FORJAS Y CARBONEROS

iérganes, 1628 — Entran en funcionamiento dos altos hornos en la población santanderina de Liérganes. La historia de los altos hornos es distinta a la de las ferrerías tradicionales, ya que su existencia está ligada a las demandas militares. Por eso no es raro que su desarrollo coincida con la decadencia de la siderurgia tradicional (primera mitad del siglo XVII). Tras la derrota de la Armada Invencible (1588) es evidente que la artillería española necesita ser renovada. En 1609 Felipe III encarga a Juan Curcio la producción de hierro dulce en Liérganes, pero los elevados gastos le arruinan. Entonces le sustituye el luxemburgués Jorge de Bande. Gracias a su trabajo, los dos altos hornos de Liérganes entran en funcionamiento en 1628. La demanda militar por la última incursión española en Europa impulsa su desarrollo, de tal manera que en 1637 se construyen dos nuevos en La Cavada (Santander). Además, la pujanza de estos altos hornos promueve la aparición de numerosas industrias anejas (carboneo, transporte, etc). En l640-42 se crea otro alto horno en Corduente (Molina de Aragón), pero las piezas de mayor tamaño y calidad salen de Liérganes y La Cavada.