domingo, octubre 14, 2007

LAUJAR DE ANDARAX

n cierta ocasión me hicieron una apuesta, la cual perdí, evidentemente, por falta de conocimiento del terreno, pues alguien me aseguraba que en esta localidad, se pescaban truchas, esto era algo inimaginable por mí, pues tenía una concepción muy somera de la diversidad de la provincia de Almería, a la que más tarde descubrí y lo cierto es que en tan poco espacio de terreno, es increible que se puedan dar tantísimos paisajes diferentes.
Laujar de Andaráx, se halla ubicada en la alpujarra almeriense, que fué ocrte de Boabdil y refugio del último rey de los monfíes, Aben Humeya.
Lugar exótico, con las cumbres de Sierra Nevada de telón de fondo, la Historia y las leyendas, se confunden, casi sin poder discernir ,a cual de los dos géneros pertenece cada cual.
Laujar, significa "gruta","caverna en la montaña" y Andarax es la interpretación poética de "era de la vida".
El geógrafo árabe Ibn al-Jatib, hace una descripción en sus crónicas de las disposición de sus casa al rededor de la la "calaa"(alcazaba), menciona de paso también su célebre artesanía de la seda que resplandecía más que el oro. Sus agricultores, desarrollaron un sistema hidráulico que conseguían tres cosechas al año, almacenando el grano en grandes silos subterráneos.
No es de extrañar, que Boabdil, una vez que es expulsado de Granada, buscase refugio en este edén, proclamándose señor de Las Alpujarras.
La estancia en esta ciudad, le duró poco, pues al año siguiene siguiente, pues fué expulsado definitivamente de quel paraiso.
Debió ser duro, pues, después de sus primeras lágrimas vertidas al abandonar Granada, le siguieron, las que derramó en Laujar, camino de su exilio africano.
En 1500, la mezquita mayor de Laujar, fue escenario de un dramático suceso, al ser devorada por las llamas con más de 200 moriscos que en su interior se refugiaban, acosados por los cristianos. Medio siglo después, durante la rebelión de los moríscos, con su máximo líder, Aben Humeya,(1520-1569), se proclamó rey de Granada y Córdoba, estableciendo su corte en la alcazaba de Laujar. A partir de la expulsión definitiva de los árabes, esta localidad cayó en el olvido, hasta que Carlos II, le dió un tremendo esplendor, por las muchas edificaciones y monumentos que se realizaron en la ciudad, iglesias, retablos, infinidad de monumentos que hoy se pueden observar sin olvidar en ningún caso las catorce gratificantes fuentes que siguen abasteciendo de agua potable a Laujar.
Les aconsejo que no apuesten sobre si es posible o no encontrar algo exótico en Laujar, porque estoy seguro que perderían la apuesta.
Nelson