
A principios del siglo XV tripulantes cristianos de la Armada de don Pedro Niño, conde de Buelna, escribían: «…por el cabo de Poniente de Málaga es la Tarazana; llega el mar a ella e aún rodeala». A finales del mismo siglo el cronista Pulgar, tras describir el castillo de los genoveses de la misma Málaga, decía: ¡…e después están las Tarazanas rodeadas con ciertas torres, donde bate la mar, y en una punta de la ciudad que va a la mar, está una torre albarrana e muy ancha, que sale de la cerca como un espolón e junta con la mar!».
De su descripción se ha ocupado don Francisco Guillén Robles en su Málaga Musulmana (Málaga, 1957), en donde aporta un magnífico plano de ellas, levantado en 1733 por la Comandancia de Ingenieros de la plaza, y una vista de su entrada principal tomada en 1839.
Lo único que se conserva hoy en día de tan notable establecimiento es su puerta, que
da acceso al actual mercado de las Atarazanas, pero desplazada 25 m de su primitiva ubicación.
E. C.