martes, octubre 23, 2007

CIEN AÑOS DE GUERRA

a Guerra de los 100 años comenzó el 24 de mayo del a año 1337, cuando el rey Felipe VI de Francia se adueñó del ducado de Aquitania. Las causas del conificto fueron varias pero, sobre todo se debió a las pretensiones al trono de Francia de Eduardo III de Inglaterra, que lo reclamaba alegando razones dinásticas.
Las etapas iniciales de la guerra fueron las derrotas francesas en Crécy (1346) y Poitiers (1356). La caballería no fue decisiva en el resultado de la guerra —aunque seguía teniendo un papel fundamental en los ejércitos europeos— porque el objetivo de los contendientes era la conquista y control de ciudades y fortificaciones, lo que no dejó mucho espacio para batallas campales. Durante la Guerra de los 100 años, la caballería fue empleada principalmente en las correrías que devastaban y saqueaban el territorio.
Al menos en las fases iniciales del conflicto, los arqueros ingleses y su temible long-bow(1) tuvieron un papel muy destacado —las mencionadas batallas de Crécy y Poitiers— contra un ejército francés equipado inadecuadamente: las armaduras todavía no habían sustituido a la cota de malla de hierro. Tras los primeros choques,las hostilidades parecieron detenerse, pero una nueva victoria, esta vez en Anzicourt (1415) aseguró a Enrique V de Inglaterra el trono de Francia. La revancha francesa fue posible gracias a las reformas militares iniciadas por Carlos VII, que transformaron un ejército, compuesto principalmente por mercenarios, en otro que era en buena parte permanente. A este período se remonta a la institución de los francs archers, compañía de arqueros destinados a contrarrestar los longbowmen ingleses. Con el paso de los años, la artillería adquirió una importancia cada vez mayor, tanto para el ataque como para la defensa de las fortificaciones. Franceses e ingleses utilizaron con eficacia un gran número de cañones, por ejemplo en el asedio de Saint Sauveur (1385) y en el de Harfleur (1415). El modo de guerrear estaba cambiando con rapidez.
La victoria final se debió al apoyo de la población francesa, deseosa de ver a su rey nuevamente en el trono. Es la época de Juana de Arco, muerta en la hoguera por los ingleses en 1431, bajo la acusación de brujería, después de haber liberado la ciudad de Orleans del asedio a la que la sometía el ejército inglés. En 1436, Carlos VII pudo finalmente hacer su entrada en París y, en 1453, con la victoria de los franceses en Castfllon—en la que los cañones se impusieron a los arcos—, el conflicto quedó decidido a favor del rey de Francia. La única posesión que los ingleses pudieron conservar en suelo francés fue el puerto de Calais.
(1)long bow.- Arco largo

EMBRIAGUEZ Y AMOR

l vino y el amor son dos de los temas más frecuentados por los poetas arábigoandaluces. Si el contraste entre la cadera generosa y el talle frágil era el ideal supremo de mujer, los poetas, muy influidos por el amor griego de la literatura helenística, polemizaban en cambio sobre si el mancebo ideal era aquél al que aún no le había crecido el bozo o el que exhibía su primer atisbo de vello sobre el labio, polémica sobre cuyo calado da idea la existencia de dos manuscritos monográficos que se conservan en la Biblioteca de El Escorial. El recientemente desaparecido EmilioGarcía Gómez, en Poenms arabigoandaluces, describe una velada literaria en la España musulmana: “El anfitrión cursaba invitaciones en verso. Tales reuniones eran, más que orgías, tertulias poéticas y literarias. Circulaban, primero, en mesitas volantes, platos llenos de delicadas viandas y golosinas. Después se ponía ante cada comensal una bandeja, un pomo, una copa y un aguamanil. En el centro del machlis o corro ardían las candelas, cuyo reflejo hería los búcaros de narcisos, las carnosas hojas de las plantas de lujo y las pirámides de frutos brillantes. Circulaba el esbelto copero entre los invitados, con los jarros repletos de vino blanco —“grandes perlas rellenas de oro líquido”—, o con las ánforas de rojo néctar, colmando las copas y escuchando requiebros. Cuando el pitón de la vasija dejaba escapar el chorrito del líquido "como el cuello de un ánade que picara un rubí”, el burbujeo de la copa evocaba ingeniosas comparaciones. Se recitaba, se improvisaba, y, de vez en cuando, se oía el canto de una esclava, que otras acompañaban con laúdes, tombures y bandolas. Ejercían su imperio simultáneo el sueño, la embriaguez y el amor”.