miércoles, diciembre 09, 2009

CAPTAIN "TOTI"

Los piratas pierden el sentido de su indisciplina combativa, convirtiéndose en verdaderos galanes toscos y malformados, cuando ante sÍ, vislumbran el color del oro y el amanecer celeste de unos ojos que consideran el mejor de los botines.
Toti, que así se llama el pirata de Gallineras, no tuvo reparos en abordar al navío en el que tan solo en sus bodegas se encontraba una saca de tabaco y una dama que reflejaba perfectamente el oro y el azul.
Se paseó de forma gallarda por la cubierta destilando en su caminar tortuoso, el ron ingerido, sus movimientos, imitaba perfectamente el palo mayor de su nave, en las peores de las travesías, mostraba con orgullo, las piezas dentales perdidas como consecuencia de haber mordido infinidad de saquitos de perdigones para sus pistolas de chispa.,se pavoneaba contando aventuras de sus siete mares recorridos, Avila Segovia, Ferrol, Toledo, y un sin fin de ciudades que a duras penas sabía precisar, el acueducto lo situaba en Avila y las murallas de ésta en Segovia.
Un mapamundi hecho a sus entendederas, y exponiendo su experiencia desde que afirmaba las estachas en cada puerto que le estaba permitido atracar, mencionaba con orgullo, que era experto en encontrar los sitios de “marcha”, único objetivo en su navegar, puesto que el valor histórico y cultural de las ciudades a las que arribaba, quedaba reducido a encontrar en sus mapas, las plazas mayores y las calles de los vinos, objetivo que sin duda, conseguía casi por olfato y buena intuición, la historia de esos lugares, para él, carecían de valor, porque él escribía la suya propia.
Captain Toti, lucía sobre su pecho los símbolos de la piratería moderna, a modo de casaca, en su sudadera, sobresalía la marca “adirdas”, sucedáneo de Adidas, posiblemente requisada a punta de pistola en cualquier baratillo de las poblaciones cercanas, y el Cambrinus, bailoteaba en su mano temblorosa, como si intentara acostumbarlo o marinearlo para futuras navegaciones.
Satisfecho de haber transmitido experiencia,y anécdotas de sus travesías, puso de manifiesto su capacidad seductora. Volvió a su navío sin rumbo fijo, allá donde los vientos le llevase, a la espera de un nuevo abordaje, quizás con mayor fortuna que el requisar solamente tabaco, pero con la certeza de que jamás volvería a encontrar su cielo azul y el color de oro, que aquella dama le infundió.
Me hablaba de El Algar, lugar de su nacimiento, como si quisiera establecer alguna relación entre esta población de la sierra de Cádiz, y Libertatia, la colonia utópica de Capitán Misson en el norte de Madagascar, supongo que como refugio mientras los vientos no le fueran favorables.