sábado, mayo 05, 2007

!EL PARQUE ES MÍO!. EL BARRERO DESOLACIÓN SIN REMEDIO

aliéndome un poco de la línea con la que se creó esta bitácora, no tengo otra alternativa que exponer en ella, quizás, porque sea el único medio que tengo para desahogar la impotencia tan tremenda que sentí al presenciar en unos mis paseos por San Fernando, cómo la barbarie, el sinsentido, y la falta de urbanidad, se apoderó con sus destrozos, de un lugar maravilloso después de llevar inaugurado quince días.
No daba crédito a lo que mis ojos eran testigos, una turba de jóvenes entre 15 y 18 años, desplegaron toda su imaginación para desolar el parque de El Barrero, flores pisadas, arrancadas de cuajo, árboles vencidos por la fuerza de la sinrazón, risas y alborotos que justificaban de alguna forma tan loable acción.
Quise ir expresamente a este parque, porque todo eran elógios en su incipiente inauguración, pero, mi estado de ánimo se sintió como las árboles caídos y prometí no volver a él mientras no se tomen las medidas adecuadas de seguridad, porque, sinceramente, les puedo decir, que me sentí profundamente afectado.
Dudo mucho que levantemos cabeza si nuestra juventud -no toda, por supuesto-camina por estos derroteros, si el relevo generacional que tomarán algún día las riendas de las administraciones, beberá de las fuentes del caos y los desmanes.
Si queremos buscar la explicación a estos hechos vandalicos, posiblemente cada uno de nosotros podríamos exponer varios factores que lo desencadenan, pero, reflexionando sobre el tema, creo que hay un déficit de educación en la juventud, la falta de valores y de principios, las leyes que la regulan, cotiza a la baja en la formación y con el mínimo esfuerzo, posiblemente, que con el tiempo que estós energúmenos dedicaran a la mitad de las asignaturas que le sobran para pasar de curso, es muy problame, que al menos algún árbol que otro, se hubiera salvado, aunque sinceramente, lo sentiría por los profesores, porque la ira de ellos y de sus padres, recaería ante la importencia y la falta de preparación de no haber sabido transmitirles a sus vástagos, lo que significa el respeto a la sociedad en que la que tenemos que convivir todos sin sufrir atropellos gratuítos.

NELSON