miércoles, enero 17, 2007

BREVES

as mujeres dan a luz en sillas que tienen un agujero en el asiento.
ROMA. 500 A.C.— Las mujeres solían parir sentadas y, desde el primer aliento de vida, los recién nacidos debían enfrentarse a una serie de pruebas muy duras. Las parturientas, en sillas especiales, se ayudaban de los apoyabrazos para hacer fuerza, y los niños caían a través de un agujero localizado en el asiento dejaba caer al bebé en el suelo para que el padre decidiera sobre su vida. Era el momento de la exposición. Si lo tomaba en brazos, señal de reconocimiento, pasaba a formar parte de la familia. Si lo dejaba en el en suelo el recién nacido era abandonado a su suerte. Muchos de estos niños no reconocidos fueron adoptados por mercaderes y comerciantes que los explotaron. La segunda prueba que había de superar el bebé reconocido era la del endurecimiento de sus huesos. Durante los primeros meses, era envuelto fuertemente en fajas. Al cabo de dos meses se permitía que su brazo derecho quedara libre, con el fin de que no fuera zurdo. Las comadronas daban diariamente friegas frías y masajes a los bebés para que su sangre circulara. La lactancia materna duraba hasta los tres años.
os jóvenes ricos mantienen el estatus de adolescentes hasta los 30 años
ROMA. 500 A.C.— Los niños no serán considerados como tales -puer- hasta que no comiencen a hablar, a comer y a andar. A partir de ese momento llevarán un amuleto llamado bullo que mantendrá alejados a los malos espíritus. Con el fin de que se robustezcan, no se les permitirá comer reclinados o bañarse con agua caliente. Con la llegada de la adolescencia, entre los 14 y 16 años, los jóvenes serán protagonistas de una fiesta en su honor en la que se reconocerá oficialmente el final de su etapa de puer. Se les despojará de la bullo y de la toga praetexta que vestían en su infancia. A partir de ese momento vestirán la toga virilis, que los identifica como ciudadanos. Acompañarán a sus padres en el Foro y decidirán su futuro, bien proseguir su carrera académica en Grecia, bien iniciarse en la politica, como parte del séquito de un magistrado o un general. La adolescencia romana era casi eterna, pues no abandonarán esta etapa hasta bien entrados los treinta años. Entonces, y sólo entonces, recibían definitivamente el estatus de adultos. No todos los niños tenían la suerte de recibir una educación, tan larga y refinada. Los niños pertenecientes a las familias con menos posibilidades debían ponerse a trabajar tan pronto como les fuera posible. Los niños ricos y los de las clases más altas iban a la escuela a partir de los siete años.