jueves, mayo 10, 2007

LA COMPETENCIA DE LOS VIUDOS

alamós, 1660 — Según los datos recogidos en las hojas parroquiales de esta localidad catalana, el número de viudos que se vuelven a casar por estos años alcanza el treinta por ciento. En el s XVII era más elevado el número de viudos que el de viudas, porque las mujeres sufrían una elevada mortalidad a causa de los partos y las secuelas físicas que dejaban. Por ello, la concurrencia de los viudos en la oferta matrimonial suponía un duro peso para los jóvenes célibes de cada localidad, que veían retrasarse su acceso a la vida conyugal, además de correr el peligro cierto de permanecer solteros.
Los viudos maduros podían gozar frecuentemente de mejor posición económica y a menudo se hacían con las muchachas más bellas y al mismo tiempo mejor dotadas. Para contrarrestar esta tendencia se recurría a la cencerrada o burla ruidosa que se hacía también a los forasteros, en las bodas desiguales o en muchas otras ocasiones. Se han estudiado con atención las funciones de la cencerrada, pero no siempre cumplían un papel ritual o era forzoso que se produjeran. Los jóvenes, agrupados en cuadrillas o abadías de mal gobierno, solían cobrar una tasa a todas las bodas para celebrar un festejo a la salud de los novios. A los viudos se les cobraba el doble y recibían algunas chanzas.Sólo si no mostraban la debida generosidad se veían afrentados por la cencerrada, salvo en contados casos especiales.