
La caballería contaba con el sable como arma principal, además de pistolas de arzón y algunas carabinas. Los dragones, llamados a combatir también pie tierra como infantes, además del sable disponían de fusil.
La Artillería había adoptado el sistema francés Gribeauval en 1783. Disponía de cañones de ocho y doce libras (109 y 124 milímetros de calibre) capaces de moverse en el campo de batalla, y otros de cuatro libras para el acompañamiento de la Infantería. El peso de los de cuatro libras era de 300 kilos, 600 los de 8 y 900 los de 12. Las piezas de «a 4» podían hacer tres disparos por minuto y uno o dos los de los otros calibres. Sus alcances eran de 600 a 1800 metros según calibre y de 150 a 600 si disparaban metralla, pero el desvío de sus tiros podía llegar a un sexto de su alcance.