viernes, septiembre 14, 2007

DIARIO DE TRAFALGAR



iario del "Principe de Asturias". Son fragmentos del diario de mavegación del mencionado navío, documentos que pone de manifiesto la desdicha de aquel 21 de octubre de 1805. Las playas de la costa gaditana se tiñieron de rojo, meciendose en sus horillas, cadáveres y uniformes de las tres nacionalidades que entablaron el combate.
Muchas veces me pregunto hasta que punto, el sentido del honor y la disciplina, les llevaba a acometer hazañas aún a sabiendas de que las órdenes no eran las correctas y constatando que eran mandados por un almirante de escasa formación estratégica.
Día 23.—Amaneció celajoso, los horizontes aturbonados, viento del NO calmoso y todos los buques fondeados. El Algeciras estaba a nuestra inmediación, pues lo había verificado aquella noche; el Bucentaure perdido sobre el arrecife de San Sebastián, y el Aigle, muy empeñado sobre la costa S pidiendo socorro, que no se le podía dar por la mucha mar. A las seis de la madrugada, se restituyeron a sus navíos los jefes que habían venido a celebrar la Junta, y en seguida se hicieron a la vela para recoger los buques desmantelados que se hallaban a la vista. Nosotros lo verificamos también con remolque, logrando a las diez quedar en seguridad muy cerca de Puntales. A esta hora ya venían remolcados por las fragatas los navíos Santa Ana y Neptuno, los que fondearon a la boca del puerto, porque el viento se había llamado otra vez al S y son muy malas apariencias. Los navíos Rayo, Montañés, Asís, Plutón, Héros, Neptuno e Indomptable, con las fragatas, continuaron persiguiendo a los enemigos, que escoltaban algunos buques nuestros desarbolados, que se descubrían desde la vigía, y en toda la mañana se llegaron a contar desde la torre de Tavira treinta entre españoles, franceses e ingleses. A esta hora (cuatro de la tarde) ya hacían en el puerto los buques que habían salido, y el viento estaba más fresco por el SE. Anocheció de mal aspecto, con viento muy fuerte del SE al S por donde se mantuvo toda la noche con chubascos”.

Día 24.—Amaneció en los mismos términos, descubriendo el Asís y Neptuno varados en la costa del Puerto de Santa María; el San Justo empeñado y desarbolado de los palos mayor y mesana; el Montañés, en el mismo empeño y sin palo de mesana; el Rayo fondeado fuera, a seis leguas de distancia, teniendo a su costado un navío ingles; y el Indomptable perdido sobre el Diamante. A las diez dio vela el Aigle, y en bandolas vino a embarrancar dentro del puerto. Se dieron auxilios a los navíos naufragados; lo mismo a los empeñados, y aprovechando toda bonanza se desembarcaron los heridos.”
Día 25—Al ponerse el sol ayer quedan, a distancia de más de tres leguas, treinta y seis buques mayores, un bergantín y una balandra, de los cuales catorce estaban desarbolados y fondeados algunos en el costa. De este número era el Rayo, que había salido el día anterior para proteger y auxiliar con el Montañés, Asís, Plutón, Neptuno y Héros, franceses, y fragatas de la misma nación: mas habiéndole cargado el tiempo aquel mismo día, volvieron a entrar después de haber obligado a los enemigos con su presencia a abandonar el Santa Ana y el Neptuno nuestros. El Rayo no lo verificó, y al amanecer de ayer, se le vio sin palo mayor y de mesana fondeado a seis leguas de distancia y en su proximidad dos navíos ingleses sin palos también. El San Ildefonso custodiado por otro de la misma. El San Juan y Bahama iban remolcados por un competente numero de buques enemigos, que por la mucha distancia en que estábamos fue imposible el poderlo recuperar.”
Nelson

LOS PRISIONEROS DE TRAFALGAR

os prisioneros españoles, estuvieron relativamente poco tiempo en manos británicas, fueron devueltos inmediatamente a las autoridades españolas, de la misma forma, actuaron, los españoles con los náufragos ingleses capturados en la costa de Cádiz, siembargo, no fué lo mismo con los prisioneros franceses, que su rescate fué bastante más arduo, necesitando de varias intervenviones mediadoras para conseguir su regreso a su país. Unos 400 franceses, fueron liberados en Algeciras, una vez que llegaron a Gibraltar, pero aproximadamente 2.200, fueron llevados a Inglaterra junto con los 2.300 de la división de Dumanoir, encarcelados en pontones flotantes hasta 1815.
Estas cárceles flotantes, eran navíos capturados al enemigo, y asegurado a los puertos como los de Medway, Portsmounth, Plymouth o Chatan, otro porcentaje de prisioneros, fueron conducidos a viejos castillos como el de Portchester.
La custodia de los prisioneros, ya sea de los pontones como los de los castillos, corría a cargo de malhechores, o los desechos de la milicia, con lo que ya se puede uno imaginar, el trato recibido por esos infelices que tuvieron la desgracia de ser transportados a Inglaterra, de hecho, hay constancia, de que se produjeron muchas muertes producidas por el simple capricho de los guardianes, bien por diversión o como producto de juegos de azar.
Ni que decir tiene, que la tortura quizás más acuciante de estos desdichados, estaba relacionado, con la falta de higiene, la escasez de vestuario y mala alimentación, las mismas, causaron unos deterioros que marcaron para toda la vida, la salud de este colectivo prisionero.(Imagen del castillo de Edinburgh).
Nelson