
Muchas veces me pregunto hasta que punto, el sentido del honor y la disciplina, les llevaba a acometer hazañas aún a sabiendas de que las órdenes no eran las correctas y constatando que eran mandados por un almirante de escasa formación estratégica.
“Día 23.—Amaneció celajoso, los horizontes aturbonados, viento del NO calmoso y todos los buques fondeados. El Algeciras estaba a nuestra inmediación, pues lo había verificado aquella noche; el Bucentaure perdido sobre el arrecife de San Sebastián, y el Aigle, muy empeñado sobre la costa S pidiendo socorro, que no se le podía dar por la mucha mar. A las seis de la madrugada, se restituyeron a sus navíos los jefes que habían venido a celebrar la Junta, y en seguida se hicieron a la vela para recoger los buques desmantelados que se hallaban a la vista. Nosotros lo verificamos también con remolque, logrando a las diez quedar en seguridad muy cerca de Puntales. A esta hora ya venían remolcados por las fragatas los navíos Santa Ana y Neptuno, los que fondearon a la boca del puerto, porque el viento se había llamado otra vez al S y son muy malas apariencias. Los navíos Rayo, Montañés, Asís, Plutón, Héros, Neptuno e Indomptable, con las fragatas, continuaron persiguiendo a los enemigos, que escoltaban algunos buques nuestros desarbolados, que se descubrían desde la vigía, y en toda la mañana se llegaron a contar desde la torre de Tavira treinta entre españoles, franceses e ingleses. A esta hora (cuatro de la tarde) ya hacían en el puerto los buques que habían salido, y el viento estaba más fresco por el SE. Anocheció de mal aspecto, con viento muy fuerte del SE al S por donde se mantuvo toda la noche con chubascos”.

Día 24.—Amaneció en los mismos términos, descubriendo el Asís y Neptuno varados en la costa del Puerto de Santa María; el San Justo empeñado y desarbolado de los palos mayor y mesana; el Montañés, en el mismo empeño y sin palo de mesana; el Rayo fondeado fuera, a seis leguas de distancia, teniendo a su costado un navío ingles; y el Indomptable perdido sobre el Diamante. A las diez dio vela el Aigle, y en bandolas vino a embarrancar dentr
o del puerto. Se dieron auxilios a los navíos naufragados; lo mismo a los empeñados, y aprovechando toda bonanza se desembarcaron los heridos.”

“Día 25—Al ponerse el sol ayer quedan, a distancia de más de tres leguas, treinta y seis buques mayores, un bergantín y una balandra, de los cuales catorce estaban desarbolados y fondeados algunos en el costa. De este número era el Rayo, que había salido el día anterior para proteger y auxiliar con el Montañés, Asís, Plutón, Neptuno y Héros, franceses, y fragatas de la misma nación: mas habiéndole cargado el tiempo aquel mismo día, volvieron a entrar después de haber obligado a los enemigos con su presencia a abandonar el Santa Ana y el Neptuno nuestros. El Rayo no lo verificó, y al amanecer de ayer, se le vio sin palo mayor y de mesana fondeado a seis leguas de distancia y en su proximidad dos navíos ingleses sin palos también. El San Ildefonso custodiado por otro de la misma. El San Juan y Bahama iban remolcados por un competente numero de buques enemigos, que por la mucha distancia en que estábamos fue imposible el poderlo recuperar.”
Nelson