lunes, abril 05, 2010

EL OTRO CAMINO

e considero un entusiasta del Camino de Santiago, tanto es así que es la tercera vez que lo efectuo, y mi intención es seguir haciendolo, por lo que ello representa personalmente y culturalmente, sin descartar por supuesto lo más importante, el encuentro con uno mismo, el itinerario propicio para la reflexión y la puesta a punto de nuestro interior. Todo esto no es óbice para manifestar mi desaprobación en algunos aspectos, que deben ser corregidos desde mi punto de vista y yo no soy sospechoso de ser detractor del mismo, porque como he mencionado, me considero un "enganchado" a las rutas jacobeas.
En esta última ocasión, decidí tomar la ruta sanabresa, partiendo desde Xunqueira de Ambia, localidad cercana a Orense y punto de partida ideal para aquellos que decidan hacer una distancia media, pues encontrará en la misma, buen servicio, y predisposición de apoyo a los peregrinos que se lancen a esta aventura sin precedentes.
Pero todo no es Xunqueira, a lo largo de este recorrido, se encuentra el caminante, con localidades, como San Cristovo de Cea, pequeño pueblo, que te obliga a poner tu sentido de supervivencia en las cotas más altas, pues en el mismo, tan sólo exíste un restaurante, y en el que, su dueño, vé en los peregrinos, el conxuro de la queimada. Personaje, mal encarado, de mal talante,y en donde su plato estrella es la sopa de sobre, patatas fritas y algun filete que deja en mal lugar a la rica carne que por esos pagos se consume.
Siguiendo, por el mismo, nos encontramos con la localidad de Castro Donzón,aqui todo es provisional, el albergue (lleva 3 años de esta forma), tiene capacidad para 28 peregrinos, y eso que estamos en año jacobeo, esto quiere decir, que si te entretienes en curarte alguna ampolla, te ves bajo el raso y sin posibilidad de poner tus pobres huesos a buen recaudo, y si consigues plaza,y no eres de los más andarines,te quedas sin manta, no hay para todos. Dentro de sus límites, exíste tan sólo una cafetería, con lo que tienes asegurado los bocatas de diferentes productos, y no sueñes con algo caliente, porque eso es pedir demasiado a Santiago Apóstol, y pedir milagros que se asemejen a los que figuran en el Codex Calixtinus.
Por último, en Ponte de Ulla, última etapa antes de llegar a Santiago, se convierte como consecuencia de las guías editadas en multitud de guías y panfletos informativos, en un lugar que te adentra en el juego de la oca, pues, el albergue, no se encuentra exactamente en el pueblo sino a 4,5 km de distancia del mismo, con lo que ello supone para alguien que ha comenzado a caminar desde la mañana y cuando se percata de ello, se le afloja hasta las trinchas más rígidas de la mochila, ah, y no intenten contactar con el teléfono facilitado de la persona encargada del mismo, porque es tarea árdua e imposible.
En definitiva, un cúmulo de despropósitos, de situaciones adversas, porque la improvisación reina en michísimos aspectos.Desde aquí, desde esta modesta bitácora, pediría, que se concienciaran en lo posible para ofrecer unos servicios dignos,porque el llevar colgada la vieira y una mochila, no es sinónimo de ser un personaje andrajoso y sobre todo, que no vean en el mismo, como alguien que pasa y no regresará más, para saltarlo con precios abusivos y poniendo de manifesto una mala fe en muchos casos lejos del espíritu jacobeo, sin olvidar que los peregrinos, somos una fuente de ingresos dignas de tener en cuenta.