
Obsesión de lo más razonable, a la vista de las peripecias y bajas del ejército de su antecesor
Moore en La Coruña.
Hasta que en marzo de 1811 el mariscal francés Massena dio por finalizada su incursión en Portugal y se retiró a España consumido por el acoso de los guerrilleros y de los casacas rojas, por la falta de un tren logístico, por el tiempo y por otras tantas causas, había en la desembocadura del Tajo un total de 256 transportes a las órdenes de Wellington, que sumaban 57.487 toneladas. Sólo desde que sus espías le confirmaron finalmente la salida de los franceses consintió en dejar partir para el Reino Unido a 148 de esos buques, que tanta falta hacían en otros escenarios. Con razón se le atribuye a Wellington la siguiente frase: «Si alguien quiere saber la historia de esta guerra, le diré que es nuestra superioridad marítima la que me da la capacidad de mantener mi ejército, mientras el enemigo es incapaz de hacerlo».
G. V. R.