miércoles, octubre 13, 2010

ANTEQUERA CIUDAD UNIVERSAL

ace pocas horas, regresé de Antequera, ciudad enclavada en el centro geográfico de Andalucía y punto neurálgico en tiempos pretéritos que ejercía de enclave entre las dos Andalucías.
Ciudad peleada, defendida, asediada por multitud de civilizaciones que por sus murallas han pasado, no en vano, allí se estableció la Anticaria romana y visigoda, se asentaron también los musulmanes a mediados del siglo VIII y cada uno de ellos, han dejado sus huellas, vestigios y restos que nos ayudan a comprender, la importancia de esta ciudad, de la riqueza de su vega, de sus fértiles campos, elevada a comarca fundamental en la defensa y reconquistada por los castellanos después de cinco meses de asedio en 1410, al mando del Infante Don Fernando, proyectándose posteriormente, la toma de Granada, una vez conquistada la ciudad.
Pero cual ha sido mi sorpresa, al descubrir que el famoso escritor e hispanista al que hacía alusión en un artículo anterior-Washington Irving- se inspiró en su famosa novela “Cuentos de la Alhambra” en los recintos amurallados de esta ciudad sobre los que decía…”Por la mañana temprano, el 4 de mayo, dí un paseo por las ruinas del antiguo castillo moro(de Antequera) que había sido construido asimismo sobre los restos de una fortaleza romana. Desde allí, sentado sobre las ruinas de una torre medio desmoronada, me recreé con un paisaje grande y variado, hermoso por si mismo y repleto de románticos recuerdos históricos; porque me encontraba en el mismo corazón del país famoso por los caballeros encuentros entre moros y cristianos. A mis pies, en el regazo de las colinas, yacía la vieja ciudad guerrera tantas veces mencionada en crónicas y romances”
No en vano, la ciudad, murallas, y sus panorámicas pueden ser motivo de inspiración a cualquier persona mínimamente sensible, sólo basta subir hasta la torre del homenaje, llamada de las Cinco Esquinas o de Papabellotas, para contemplar a lo lejos como si de de un monstruo se tratase salido de las entrañas de la tierra, la Peña de los Enamorados, lugar mítico, santuario y altar de escritores, poetas que desde el siglo XV, ha suscitado episodios amorosos desarrollados en las fronteras de árabes y cristianas, a esto si se le podría llamar Alianza de Civilizaciones, llevada hasta sus últimas consecuencias, lugar que sirvió para que desde sus acantilados, venciera el amor sobre la intransigencia, escenario en el que se han sellado sobre su perfil enigmático miles de promesas de amorosas.
Una vez con pies en tierra firme y dispuestos a seguir disfrutando del abundantísimo patrimonio que nos ofrece la ciudad y a primeras horas de la mañana, es recomendable al viajero, degustar de los famosos molletes que llevan el nombre de la ciudad, cuyo origen , se remonta a 1775 según un acta capitular donde Manuel Esbrí, solicita la autorización para su producción y en la que dice…“se vió un memorial de Manuel Esbrí solicitando licencia para amasar pan francés y molletes con un decreto del señor corregidor e informe de la Diputación de mes. Y en vista de todo acordó la ciudad concederle dicha licencia celándose sobre la buena calidad y peso cabal de ambas especies y señalando a uno y a otro dos cuartos más del precio común del pan, que en el día viene a ser el de 10 cuartos al que deben venderse, así el pan francés como la libra de molletes”osea que lo del mollete no es broma, sino que es algo genuino y cuidado que de alguna forma, también ha servido de estandarte para dar a conocer a esta bellísima ciudad. Ya entrada la mañana, degusten la porra antequerana variedad entre gazpacho y salmorejo, que nos dará energías para seguir nuestro recorrido cultural, sin olvidar como no podía ser de otra forma de disfrutar del “Bienmesabe”, dulce con raíces árabes y romanas, un ejemplo interesante de los resultados gastronómicos de la combinación de culturas, rescatado del olvido hace escasamente pocas décadas, es quizás el postre más significativo de esta tierra, elaborado por manos finas y delicadas de las monjas de los conventos antequeranos, llenan sus calles de aromas a canela, calabaza y a bizcocho recién horneado

sábado, octubre 09, 2010

FRANCISCO J. DE URIARTE Y BORJA

rancisco Javier de Uriarte y Borja nació en El Puerto de Santa María el 5 de octubre de 1753. Sentó plaza de Guardiamarina en el Departamento de Cádiz en 1774, tomando parte en todas las campañas marítimas de su tiempo: Argel en 1775, Santa Catalina en 1776-77, bloqueo de Gibraltar y combate del cabo Espartel en 1782, al mando del navío "Firme", campaña del Rosellón en 1793, etc.

Participó en la expedición científica al estrecho de Magallanes de 1788-89, a las órdenes de Antonio de Córdoba. En 1794, mandando la fragata Lucía, realizó un viaje al Río de la Plata. Obtuvo sucesivamente el mando de los navíos "Terrible", Concepción", "Principe de Asturias", "Guerrero", "Argonauta" y, finalmente, el "Santísima Trinidad".

En la batalla de Trafalgar, en 1805, mandaba el "Santísima Trinidad", coloso de 130 cañones, el barco más grande de su época. Se batió con el "Victory" de Nelson, y llevando ventaja, acudieron en ayuda de éste el "Temerary" y el "Neptuno". Luchando a la desesperada Uriarte cae herido y es hecho prisionero. El "Santísima Trinidad" se hundió frente a las costas de Barbate. Allí se recuperaron en 1982 dos cañones del barco que fueron colocados delante de la fachada principal del Panteón de Marinos Ilustres (San Fernando, Cádiz).

En 1808, al ser invadida España, presentó la dimisión de su cargo, que el general Mazarredo no aceptó. Invitado a prestar juramento a José Bonaparte, se negó rotundamente, refugiándose en Sevilla y presentándose a la Junta Central, siendo nombrado gobernador militar de la Isla de León, donde dirigió el corte del famoso puente Zuazo en el sitio a que fue sometida la plaza por los franceses. En 1811 obtuvo el mando del arsenal de La Carraca y de allí pasó a Cartagena como gobernador político y militar. Ascendido a teniente general de la Real Armada, fue nombrado capitán general del departamento de Cartagena.

Su desprendimiento era grande, y en varias ocasiones renunció a sus emolumentos en favor de los más necesitados.

En 1822 se retiró a El Puerto de Santa María, donde falleció a los 89 años, el día 29 de noviembre de 1842. Fue enterrado en el cementerio de Santa Cruz y trasladado al Panteón de Marinos Ilustres de San Fernando el 25 de noviembre de 1983.

Fuente.- http://www.iesjavierdeuriarte.es/uriarte.html

lunes, octubre 04, 2010

MARÍA LA BRAVA

Muchas veces en mi entorno, se aplicó el calificativo de “María la Brava” a una persona determinada o a una acción merecedora de cierto arrojo a la hora de materializar alguna acción de cierto riesgo.
Pero mis dudas se disiparon, o mejor dicho, averigüé el motivo de esa expresión al comprobar que procedía de la ciudad de Salamanca desde que se convirtió en la capital del saber desde hace ya bastantes siglos pues no en vano se tenía conocimiento de su existencia desde el siglo X y en 1218 se le atribuye el poseer a la UnIversidad más antigua de España.
Pero retomando el tema que nos ocupa, el mismo se genera, al producirse una guerra entre dos bandos en dicha ciudad, dos estirpes nobiliarias que se enfrentan, el bando de San Benito y el bando de Santo Tomé, llegando a este punto , se da la circunstancia de que una mujer que defiende su linaje, a su familia, a su estirpe y a toda una ciudad que está contra un partido vencedor. Esa mujer se llamaba María Rodríguez, o María la Brava, que había visto morir a sus dos hijos, a pesar de ser aconsejada por gran parte de la ciudad de que como mujer, no se metiera en líos de hombres, que se dedicara a llorar a sus hijos y abandonara la lucha frenética en la que se había visto envuelta.
A raíz de estos sucesos, se autoexilia en Portugal, supuestamente para penar los acontecimientos, pero en realidad, independientemente de esto, fraguó la venganza de sus hijos y la persecución de los asesinos, cortándole las cabezas a los mismos, colocando cada una encima de la tumba de sus hijos asesinados en Salamanca.