
no de los rasgos principales y más peculiares de la civilización occidental de fines del milenio es el hábito de masticar la resina lechosa del
Achras Sapita L., o sea, de mascar chicle. La palabra chicle deriva de la voz náhuati
tzictli, empleada en el México precortesiano para designar el látex aglutinante, lechoso y pegajoso, que se obtiene por incisión en el tronco del árbol
hicozapote y del fruto del mismo árbol, el
zapote. Se trata, pues, de un aztequismo, de un término tomado de la lengua mexicana, ya que no existía una palabra sinónima en castellano para nombrar el producto, y como tal lo recoge el Diccionario de la Real Academia.Ahora bien, a diferencia de la mayoría de los mexicanismos (tomate, petaca, chocolate, etcétera), que se introdujeron en el castellano en fechas muy tempranas, la voz chicle se adoptó tardíamente y aparece por primera vez en el Diccionario en la edición de 1899.