lunes, mayo 21, 2007

ACADEMIAS Y RENOVACIÓN INTELECTUAL

spaña, 1738 — Prosiguiendo la línea iniciada durante el reinado de Carlos II, una tímida apertura científica e intelectual se va abriendo camino en España. Cada vez se hacen más urgentes los cambios en una cultura arcaica y asfixiante. Pensadores como Feijoo, Mayans o fray Martin Sarmiento, y políticos como Olavide intervendrán en la renovación. Como medio de fomento y control van surgiendo las Academias, foros donde los eruditos pueden colaborar en sus tareas y discutir las últimas novedades.En 1713 don Juan Manuel Fernández Pacheco, marqués de Villena, creó la Academia Española de la Lengua. En 1729 nació la de Buenas Letras de Barcelona y poco después, en 1735, la de la Historia, que alcanzará su configuración definitiva en este año de 1738. Unos años antes lo han hecho también la de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (1734) y la Tertulia Médica (1732). Posteriores serán aún la Academia de Nobles Artes (1744) y la de Buenas Letras de Sevilla (1751- 52).Las academias desempeñaron un importante papel en el impulso del racionalismo, para el que constituían un instrumento ideal, aunque hacia final de siglo se hallaban ya un tanto esclerotizadas frente a las nuevas corrientes de pensamiento, más a su aire en las tertulias y reuniones, que suscitan los contactos y despiertan el interés de los grupos más selectos. Como reflejo del nuevo espíritu, se pide una enseñanza más abierta y orientada hacia las necesidades sociales y un público nuevo y más curioso. Las teorías de Muratori y Boileau hallan en Ignacio de Luzán y su Poética un propagandista convencido.