s curioso, que en estos tiempos, donde la "libertad"religiosa se pone de manifiesto, hasta el punto que por decreto se obliga a retirar los crucifijos de las aulas, como si de algun símbolo maléfico se tratara, despreciando lo que la religón católica ha significado en la formación de Europa y por supuesto de España, dejando por sentado una ignorancia de todos aquellos que se jaztan de conseguir triunfos pírricos con semejantes actitudes.Falta el valor, de defender nuestra idiosincrasia, nuestra razón de ser, nuestra condición de occidental, para sumarnos y abrir los brazos a determinadas alianzas, que puedan segurar o estar a salvo de la ira de otras religiones con caraterísticas violentas y asesinas colocando el apelatico de guerra santa.
Preferimos maquillar estas fechas de la Navidad, como vacaciones de invierno,dejamos que Papá Noel, escale nuestros balcones y sea el sustituto de los Reyes Magos, sin olvidar el preludio a las mismas de algo tan español como es Halloween, todo se acepta porque hay que modernizarse, lo políticamente correcto es aceptar estas tendencias extrajeras para que no nos tilden de rancios y anticuados, hay que ser progre en todos los sentidos, menos para lo nuestro.Pero cual ha sido mi sorpresa, cuando he leído la felicitación de Navidad que ha dirigido a los ccentros la Delegada Provincial de la Consejería de Educación de Cádiz, contraviniendo todas las normas impuestas y arriesgándose a colocar en la misma, un collage del Niño Jesús, incorporando un texto de Juan J. Téllez Rubio de 1958, que hace mención groso modo, de las penurias que la pobreza supone en las clases más desfavorecidas y la explotación de los niños en muchísimas partes del mundo incluído el nuestro.
Señora Blanca, le felicito aunque sé positivamente que desde esta modesta bitácora, no tendrá repercusión, tampoco sé si es que no le ha dado tiempo a retirar su felicitación una vez que lo haya meditado, porque si el Gobierno manda retirar los crucifijos de las aulas y usted felicita con este tipo de christmas, es posible que no estén muy de acuerdo con su forma de actuar, o si por el contrario, quizás sea usted una persona que pone de manisfiesto sus convincciones independientemente de las órdenes recibidas.
