domingo, mayo 13, 2007

GIBRALTAR:LA ESTRATEGIA DEL IMPERIO

ibraltar, 2 de agosto de 1704 — Con una escuadra angloholandesa y unos dos mil hombres, el príncipe de Darmstadt desembarca en Gibraltar, en donde se encuentra una guarnición de apenas cien individuos además de unos cientos de milicianos civiles. La satisfacción que inundaba la corte de Felipe V por las victorias del duque de Berwick en Extremadura y los éxitos de Velasco en la contención del alzamiento barcelonés impidió, en cierta medida, que se prestara justa atención a la plaza de Gibraltar. De nada sirvieron las reclamaciones de su gobernador Diego de Salinas, quien se había personado en Madrid con el fin de solicitar refuerzos para defender la zona y fue sustituido por el marqués de Villadarias, ni las noticias referentes a la intención de Darmstadt de poner sitio a la importante plaza. Los enemigos cortaron sin dificultad las comunicaciones por mar y tierra, y pese a la resistencia opuesta por los gibraltareños, que no pudo prolongarse más de dos días. Villadarias presentó su capitulación a cambio de que se respetasen los bienes y religión de los habitantes (lo que no se realizó, pues se saquearon templos y casas y se infligieron malos tratos a la población). En vano intentó después Villadarias recuperar la plaza y poner remedio de este modo a su pasado mal gobierno. De igual modo, una escuadra francesa integrada por cincuenta y dos buques mayores y algunas galeras españolas bajo las órdenes del conde de Toulouse —hijo natural de Luis XIV y primer almirante de Francia— partió en auxilio del territorio ocupado, pero tropezó con la aún mayor formación angloholandesa del almirante Rooke y, pese a la batalla librada en agosto de 1704, la pérdida de Gibraltar se había consumado.