domingo, julio 08, 2007

LA CAPA DE LUÍS CANDELAS

adrid, 6 de noviembre de 18D7 — Hoy ha sido ajusticiado a garrote vil otro de los numerosos delincuentes que durante este siglo XIX español pasarán a la leyenda. Luis Candelas, el ladrón madrileño. A diferencia de los caballistas andaluces. Candelas fue un ladrón urbano, que se preciaba de no haber cometido delitos de sangre, y que hizo de la habilidad su mayor timbre de gloria. Había nacido treinta y un años antes. Su padre era carpintero y sus hermanos mayores desempeñarían diversos oficios. El, además de dominar la carpintería, fue también librero, pero pronto demostró un talante indisciplinado y aventurero, que ya en 1824 le hizo sufrir su primera condena en el presidio de Málaga, por el robo de dos caballos y una mula.De allí, como de sus otras cárceles, escapó gracias a su portentosa inteligencia, que le granjeó una gran fama de inaprensible. También tuvo reputación de generoso, aunque esto se debió más a lo bien que pagaba las complicidades que le dieron amparo. Al principio trabajó solo, pero terminó uniendo bajo su mando las cuadrillas de Francisco Villena, alias Paco el sastre, y de Mariano Balseiro. Sus golpes pertenecen más al mundo del folletín y la novela que al de los hechos comprobados. El sumario de su condena final registra, sin embargo, gran cantidad de hurtos, ingeniosos en muchos casos.Tan sólo una vez atracaron en despoblado, pero aquella vez se hicieron con dos diligencias y una recua. Su gallardía y fineza eran tan famosas como su capa, bajo la que todo se ocultaba.