
César, fue el primer promotor de estas sangrientas luchas, dándole un carácter lúdico y convirtiéndose en un espectáculo en toda la extensión de la palabra, en donde la vida tenía un escaso valor y cuanto más se teñía de sangre la arena, más placer proporcionaban a unos expectadores sedientos de sensaciones fuertes.
Hoy la arena de la vida se sigue tiñiendo de sangre, por aquellos tiempos, bajaban al coso, mujeres, prostitutas, deformes, en nuestros tiempos ya no hace falta utilizar para conseguir la ansiada libertad la parmula, el tridente, ni el gladius, pero tambien es cierto que aunque no nos percatemos siguen existiendo gladiadores anónimos, hombres y mujeres maltratadas, personas que viven en la más severa inmundicia, hombres que pierden todo porque el azar de los negocios, no les ha sonreido, enfermedades terminales, y todas esas deformaciones que sin quererlas, la vida se encargó de adjudicarles por el simple hecho de haber nacido.
NELSON