
Sus componentes eran reclutas bisoños o voluntarios novatos cuyo entrenarmento y veteranía resultaban insuficientes para permitirles maniobrar de una forma más convencional pero cuya efectividad final resultó innegable. Desde septiembre de 1804, todos los regimientos franceses recibieron la orden de convertir una de sus compañías de fusileros en voltigeurs o unidades ligeras. Estos voltigeurs sirvieron,por ejemplo, a Napoleón para ocultar sus maniobras a las fuerzas enemigas. De mayor importancia aún fueron los aportes introducidos por Napoleón en el arma de caballería. A semejanza de lo sucedido con la infantería, el emperador de los franceses creó unidades de carácter ligero. Los lanceros o chevau-légers-lanciers, por ejemplo, proporcionaban a los regimientos pesados

De la misma manera, unidades como los cazadores a caballo o los húsares cumplían un papel de extraordinaria importancia cubriendo retiradas, despistando a las tropas enemigas en la detección de los avances militares o combatiendo en el campo de batalla. Los dragones -otro de los grandes aportes de Bonaparte- incluso se convirtieron en una especie de unidad de caballería intermedia entre las pesadas y las ligeras. Útiles en combate directo,desempeñaban funciones relevantes en la protección de los flancos y en tareas de reconocimiento. Posiblemente, donde Napoleón mostró con más claridad su talento militar en relación con la caballería fue en su utilización como un arma ofensiva independiente, algo absolutamente inusitado para sus oponentes. Sus ataques con masas compactas de caballería en Jena o Eylau tuvieron un efecto paralizante, primero, y aniquilador después; sobre las mejores fuerzas armadas del continente. Sin embargo; a pesar de sus éxitos en la utilización de la infantería y de la caballería, no debe olvidarse que Napoleón fue educado como artillero y que esta circunstancia tuvo una especial trascendencia en su revolución del arte de la guerra. En contra de la opinión de distintos teóricos de la, artillería, Napoleón modificó el calibre de sus cañones de manera radical. Así, los pertenecientes al calibre 4 fueron sustituidos de manera prácticamente total por los del 6 Y los del 8 por otros del 12. No sólo se trató de un aumento de calibre. El emperador además transformó la artillería de arma de apoyo en un arma ofensiva que hizo converger con terribles consecuencias sobre un punto concentrado de las líneas enemigas.
Además, desde 1800, Napoleón realizó un esfuerzo considerable para que el ejército francés contara con conductores encargados exclusivamente del traslado lo más rápido posible de las piezas artiller

En cuanto al segundo, su sofisticación fue comparativamente extraordinaria. Sin temor a exagerar, puede decirse que no contaba con el más mínimo paralelo en los ejércitos de Rusia, Austria o Prusia. Al Cuartel General Imperial -dividido en el Cuartel General de la Grande Armée, el Comisariado General de Intendencia y la Casa del Emperador- Napoleón sumó un servicio topográfico realmente incomparable y, muy especialmente, la obtención de una verdadera" .montaña de datos relativos a las fuerzas enemigas. Ese sistema permitió a Napoleón controlar con notable perfección fuerzas militares de un tamaño realmente impresionante,circunstancia una vez más totalmente fuera del alcance de otros ejércitos.
Con todo, constituiría un error pensar que los éxitos del emperador radicaron únicamente en las.innovaciones técnicas. Bonaparte supo además utilizar de manera magistral factores como la moral de las tropas, la movilidad de sus fuerzas (en buena medida derivada de las reformas ya señaladas) y la capacidad para separar y parcelar, primero, y destruir, después,las tropas enemigas. Entonces -sería inútil negarloNapoleón era con mucho el general más competente de Europa. Pese a todo, existían razones para interrogarse acerca del tiempo que podría mantener esa superioridad indiscutible. Para empeza los éxitos imperiales derivaron en buena medida de su mando único y centralizado. Sin embargo, habría que preguntarse si, enfrentado con una guerra en varios frentes, sería capaz de delegar en subordinados o insistiría en mantener el mando de una manera única y, por ello, ineficaz. Tampoco parecía que la política seguida por las tropas francesas en territorio enemigo pudiera contribuir a cimentar de manera perdurable las victorias de Napoleón.
LA TÁCTICA DE PRACTICAR expolios continuados y sistemáticos podía ser útil en tropas, pero dificilmente se podía ser tan optimista en relación con las posibles reacciones futuras. Enfrentado con poblaciones civiles hostiles e incluso opuestas violentamente, ¿podría Napoleón sofocar todo tipo de sublevaciones sin que eso influyera negativamente en su estrategia?
Finalmente, había que tener en cuenta que los adversarios de Napoleón fueron derrotados vez tras vez desde hacía más de un lustro. Sin embargo, sería erróneo considerados como a un conjunto de soldados torpes o incompetentes. Eran, en términos generales, militares hábiles, e incluso brillantes, desbordados por una mente bélica superior. Pero precisamente por ello entraba dentro de lo verosímil que acabaran un día adáptando las innovaciones napoleónicas e introduciéndolas en sus ejércitos. Para entonces, Napoleón podría hallarse frente a avispados alumnos dotados con medios materiales superiores. Al darse tal circunstancia, el sol del hasta entonces invicto emperador comenzaría a eclipsarse.
C.V.