jueves, marzo 27, 2008

EL CAMINO(III)O´CEBREIROS-SAMOS-28KM

unque el final de la etapa en esta jornada no era Samos sino Sarría, tuve que refugiarme en el albergue que el monasterio dispone, por la intensa lluvía y la poca visibilidad por donde discurre el itinerario.
Con las primeras luces del día, salimos de O´Cebreiros un grupo multitudiario de peregrinos que luego se fue alargando a medida que transcurria la jornada. A pocos kilómetros de la partida, nos encontramos con el Alto de San Roque y el poblado de Padornelo para subir luego al Alto del Poio, a mas de 1300 metros de altitud y comenzar el descenso, contemplando hermosas vistas que nos ofrece estos parajes ,siendo las bajadas, quizás, lo que más lesiones produjo durante el camino, aunque la subida era aceptable porque se hace a través de asfalto y la pendiente no es excesiva.
Continuamos hasta Triacastela,la ciudad de los tres castillos-de los que no quedan ni siquiera las ruinas-, es el final de la undécima etapa del Codex Calixtinux, en aquella época los comerciantes, recomendaban sus productos a los peregrinos y mostraban a lo largo del itinerario sus viandas y obsequiaban degustaciones para hacer más facil la tarea del peregrinaje y también para engrosar sus bolsas con alguna que otra moneda, la picaresca, no sé si está recogida en el famoso Codex,pero hay documentos que lo acreditan, y hoy en día también se pone de manifiesto, pues, las famosas flechas amarillas que jalonan el camino, a veces, apuntan hacia determinados establecimientos de repostería obligando al peregrino a pasar por sus puertas.
En mi caso, me ví sorprendido por una anciana que me salió al paso, portando una especie de tortas recién hechas que aun humeaban en sus temblorosas manos, siendo imposible resistirme el degustarlas porque realmente me resultó el manjar adecuado para poder empender la marcha.
Llegado a Triacastela, me encontré con la diyuntiva, de seguir por San Xil o dirección a Samos, en la segunda opción se camina 5 kilómetros más, pero no se concibe dejar pasar la oportunidad de disfrutar de la hermosura del monasterio benedictino de Samos, uno de los más antiguos de España y símbolo cultural de Galicia. Es del siglo VI en pleno reino suevo y su fundación estuvo a cargo de San Martín Dumiense que lo dedicó a los mártires de Antioquía San Julián y Santa Basilisa.
Me refugié en el albergue que el monasterio ofrece en su parte baja, es totalmente gratuíto, pero hay que reconocer que carece de las mínimas condiciones de habitabilidad, deficitario en lo más elemental para dar apoyo y prestaciones a tantas personas que confluyen, para algunos, en fin de etapa,para mí particularmente, esta noche, fue una de las más largas de mi vida, pues dormí sin manta, alguien la cambió de sitio y el frío se apoderó de mis pobres huesos, con lo que pasé gran parte de ella caminando en los aseos, calentando para el día siguiente.
Esa misma tarde de la llegada a Samos,busqué una farmacia para adquirir un spray de criógeno, para aplicar frío en las articulaciones que tenía inflamadas, y cual fue la sorpresa de que una vez localizado el establecimiento, éste estaba cerrado, eran las 6 de la tarde,después de preguntar a los vecinos el motivo de este incidente, me insinuaron de forma velada que el farmaceutico, dormía la siesta no sin antes ingerir algunos vinillos del país.
Localizado y desafiando a la ley de la gravedad, abrió la farmacia, pero todo intento para proporcionarme lo que necesitaba fue en vano, pues se paseaba de estantería en estantería cantando bajito, reconociendo que no era su tarde.
Ya entrada la noche, los monjes, nos invitaron a participar en sus oraciones, por la hora, creo que eran visperas,fue muy emotivo sobre todo en el escenario donde se desarrollaron, no siempre se tiene la oportunidad de compartir oraciones en un entorno tan singular.
La noche se apoderó de Samos, y todo quedaba preparado para emprender una nueva etapa quenos levaría a Sarria.
Nelson