sábado, marzo 29, 2008

EL CAMINO (V).PORTOMARIN-PALAS DEL REY-24KM

alimos muy temprano de Portomarin, no sin antes desayunar en el restaurante "Rodríguez", allí, nada más abrir la puerta del mismo, nos encontramos con nuestro entrañable amigo Sebastián y su sequito, su hija y una peregrina que tomó en adopción, este jerezano nos hizo pasar por todo tipo de vicisitudes a lo largo del camino, bien por su humor tosco y desvergonzado, como por su comportamiento que sin duda nos hizo participe de unas carcajadas sin precedentes, buena gente, como se suele decir, pero su carácter, fue el punto de atención a lo largo de toda la ruta jacobea, hasta el punto que aquella mañana en la que degustábamos el desayuno mencionado, hizo una demostracción a pié de obra de como tenía que ser el pan de las tostadas, se levantó, tomó el pan con su mano derecha la apretó con tal fuerza que la mantequilla salia a borbotones entre sus dedos, recriminándole al camareno la falta de seriedad al servirle ese pan que para su gusto no estaba en las mejores condiciones, ni que dedir tiene que a la mesa llegaron velozmente nuevas tostadas para calmar el impetu de Sebastian.
Este incidente quedó atrás en el tiempo y en el espacio, encarábamos de nuevo otra etapa que nos acercaría hasta nuestro objetivo final. Etapa jalonada de hórreos, vestigios de épocas pasadas en donde se mezclan la eficacia, el arte barroco y el culto.La cámara, que guarda las mazorcas, está aislada de la humedad por los voladizos y es aireada por los pasaventos, sí debo resaltar que me llevé cierta decepción, pues los pasaventos de los mismos han sido sustituidos por vulgares ladrillos eliminando la piedra que genuínamente, han formado parte desde tiempo inmemorial de éstas obras de arte perdiéndo así gran parte de su belleza.
A partir de aqui, la etapa se convierte en una ascensión contínua, ya que 20 de los 24 km, es en cuesta, pero hay que hacer resaltar, que el firme es lo suficientemente transitable, mitigando así la penosidad de ir subiendo contínuamenteba. Afortunadamente, el peregrino se encuentra con un suelo favorable, tanto en los tramos asfaltados como en los caminos. La jornada arranca con una fuerte subida nada más salir de Portomarín, lo que permite hacerse una idea de cómo va a ser el resto. Esta primera pendiente se encuentra rodeada por un arbolado que, a pesar del esfuerzo al que obliga la cuesta, la hace muy agradable.
En Gónzar, podemos ver algunos castros, vestigios que nos recuerda como era Galicia antes de la conquista romana, el camino, volvía a ser una atlas temático de historia, de recuerdos, de épocas pasadas, sin darnos cuenta, sólo con las observaciones que forzosamente hacíamos para senguir la ruta, saltaba ante nuestros ojos, la vida de nuestros antepasados, y porqué no decirlo, en ocasiones, poco había cambiado hasta nuestros días en algunos lugares y aldeas que cruzábamos.
Al pasar por Lingode, observamos, un cementerio y hospital que recogía y curaba a nuestros antecesores en el camino, aunque los tiempos han cambiado evidentemente en todos los sentidos, si me impresionó la lápida de Guillermo Watt, un inglés que pereció en su caminar hacia Santiago el año 1993, quizás lo pasado y lo presente deja entreveer que el camino también se cobra su tributo en ocasiones.
Por fin Palas del Rey,algunos autores, como Vicente Risco, llegan a afirmar que la villa de Palas fue la residencia del rey visigodo Witiza, pero lo que está claro, es que tanto Palas como las paroquias que jalonan el camino, han adquirido su protagonísmo y desarrollo al formar parte de la ruta jacobea, Palas del Rey, fue una más de ellas, tanto es así que el arte románico , se introdujo a través de esta ruta perpetuándose en una rica arquitectura religiosa.
Nelson