

La isla, a lo largo de su historia, ha ofecido refugio y fondeadero durante los combates navales en sus inmediaciones, como es el caso del corsario berberísco Barbarroja, que la utilizó en repetidas ocasiones durante sus ataques a Gibraltar. Solían utilizarla también contrabandistas que buscaban abrigo de los vientos de Levante o poniente e incluso algunos piratas la utilizarían como base de opreaciones.
El 1 de octubre de 1540, una escuadra de galeras española al mando de Benardino de Mendoza se enfrentó a una flota de corsarios berberiscos compuesta de 16 buques y más de 2500 hombres mandados por Caramaní y Alí Hamet, antiguos aliados de Barbarroja, que regresaban de Argel tras haber saqueado Gibraltar, La batalla cayó del lado español, capturándose 10 embarcaciones berberiscas y ocasionando más de 800 muertos, 700 de los cuales fueron turcos.