
Pero dejando a un lado, esta anécdota, me percaté que el lugar que se utilizaba como conservatorio de música, coincidía también con la famosa torre de Tavira, tribuna privilegiada del siglo XVIII, cuan
do Cádiz era un emporio mercantil de primera línea, y que la misma fué utilizada como puesto de observanción por los mercaderes de la ciudad, al objeto de controlar el tráfico marítimo que arribaba al puerto procedente de las indias.

Podría pasar desapercibida, como otras tantas torres que exísten en la ciudad de Hércules, pero sin lugar a dudas, ésta, es la reina de las torres, no ya por ser el lugar más elevado sobre el nivel del mar que exístia por aquel entonces, y porque permitía observar en un radio de unos 100 km., sino por tener en sus entrañas, la cámara oscura a la que hago alusión.
Toma su nombre del primer vigía Antonio Tavira, y a parte del cometido que se le ha asignado como conservatorio, tras subir por una escalera de caracol, nos introducimos en la cámara oscura ubicada en la última planta instalada hace unos años , método de observación y génesis de la fotografía, la cámara oscura, ya fue conocida por Arquímedes y más tarde descrita por Leonardo Da Vinci. Se trata de una habitación o caja totalmente a oscuras en la que entraba la luz solamente por un pequeño orificio. Al pasar la luz por él se generaba una imagen invertida de la escena exterior, y que en la actualidad permite visualizar la ciudad de Cádiz de forma panorámica-como se diría ahora-en tiempo real.
Una vez en la cámara, se establecen los turnos para disfrutar de un expectáculo digno de ser difundido por lo novedoso del sistema y por la percepción que obtienen los visitantes, todo esto, aderezado por un guía de voz suave y delicada, que junto al paisaje panorámico que uno preeve observar, forman un todo casi difícil de separar.
Después de terminar tan gratificante experiencia, pasénse por el bar El Serrallo, en la Plaza del Mentidero y atrevánse a degustar unos buenos callos, creo que sería un buen colofón para terminar con una mañana que difícilmente se podrá olvidar.
Nelson