

La contestación de Bustamante decía que: «...los dictámenes de mi honor y conciencia no se permiten prestar el juramento que no ha verificado la nación y considerando que acaso el empleo militar que ejerzo habrá producido aquella disposición, los mismos motivos me asisten para resignarlos».
No le bastó al general Bustamante una nueva conminación de Mazarredo a que «sin más réplica preste el juramento mandado», pues enfermo y sin recursos abandonó disfrazado Madrid, arrastrando grandes penalidades, presentándose en Cádiz a la Junta Central que lo recompensó con el ascenso a teniente general.
J. A. G. V.Revista Gral.de Marina