jueves, febrero 05, 2009

FORTIFICACIÓN

l desarrollo de la artillería revolucionó las técnicas del asedio y la fortificación. En 1453 las gruesas murallas de Constantinopla, último reducto del Imperio bizantino, fueron batidas por los cañones del sultán turco Mohamed II. Ese mismo año la artillería francesa derrotaba al ejército inglés en su territorio y ponía punto final a la Guerra de los Cien Años.
La fortificación se convirtió en ciencia sistemática gracias al ingeniero francés Sébastian La Prestre de Vauban. Desarrolló un sistema de aproximaciones que se iniciaba con una trinchera paralela a las defensas y fuera del alcance de su artillería. A partir de esa trinchera avanzaban otras en zigzag, para evitar con sus ángulos el enfilamiento del fuego defensor, comunicadas entre sí por una nueva trinchera paralela, de la que avanzaba un segundo sistema de trincheras en zigzag, mientras que la primera trinchera se convertía en una posición de artillería. De esta forma, la artillería de asedio se encontraba lo bastante cerca del baluarte como para concentrar su fuego en un punto determinado, mientras se construían unas galerías subterráneas bajo el
glacis y el baluarte, que después se llenaban de pólvora. La explosión de estas minas provocaba una brecha por la que los destacamentos de asalto podían ganar el acceso al interior. Vauban dirigió más de 40 asedios con gran éxito; dotado de un profundo sentimiento humano, desarrolló un protocolo para la guerra de asedio según el cual llegó a hacerse costumbre que el asediante (una vez roto el baluarte) conminara al jefe de la fortificación a rendirse, una rendición que no era considerada deshonrosa cuando, tras una prolongada resistencia, se producían multitud de bajas e innecesarias pérdidas.