jueves, enero 31, 2008

EZEQUIEL,¡NO TE ESCAPARÁS!

ería un desprecio tremendo, sería como haber desfallecido en el camino y no haberlo podido terminar, será como el primer santuario, porque el camino en sí lo es, pero en Melide, hay uno muy singular, degustar tu pulpo, acompañado de una jarra de vino del lugar, sin desmerecer la empanada gallega, grelos (las patatas cocidas ) que te ponen acompañando al pulpo, ensalada y queso de tetilla con membrillo,creo que hasta las ampollas y los sufrimientos se quedaran en la puerta de la pulperia Ezequiel.
Según cuentan, la forma de preparar el pulpo a la gallega, nació en O Carballiño, y que tuvo lugar en un monasterio cisterciense de Oseira,la tradición o la historia está muy bien, siempre es aconsejable conocer el origen de las cosas, pero lo que no cabe duda, Ezequiel,que tu garito, es la meca del pulpo, la Kaaba, por la que hay que pasar inexcusablemente antes de abrazar al Apóstol, porque estoy seguro que hasta él, se sentiría molesto sino recibimos tus bendiciones gastronómicas.
Nelson

LAVACOLLA

l codex Calixtinus, recoge en uno de sus capítulos, la necesidad de practicar la higiene en el rio de Lavacolla, muy cerca ya del final del camino de Santiago, proporcionando así que la avalancha de peregrinos que se aproximaran a la tumba del Apótol, llegasen lo más acicalados posible y de alguna forma mitigar los olores que cada uno desprendía por el esfuerzo del camino, y que el batafumeiro,una vez en Santiago, intentaba contrarrestar los "aromas"de los harapos y sudores de casi toda Europa, hay que tener presente que los peregrinos al llegar a la catedral, pernoctaban en su interior.Dependiendo de la época, o quizás de la afluencia de los mismos, éste de sustituye por uno más pequeño que se denomina "la alcachofa".
Según los expertos, Lavacolla toma su nombre de un modesto arroyo que atravesamos y que la guía calixtina interpretó como Lava Colea, es decir, que en dicho lugar, era casi de obligado cumplimiento, el aseo ritual de las partes bajas, indudablemente, los tiempos han cambiado y creo que no hace falta pasar por semejante rito que puede poner en serio riesgo la salud de los peregrinos, y digo salud, en toda la extensión de la palabra.Los actuales peregrinos, los de mochila y saco de dormir, mantienen esta tradición, lavándose, las manos, piés y rostro, como rito de pureza corporal y espiritual sin poner en riesgo nada más, por lo menos creo que es lo aconsejable.
Nelson