

Juan Fernández intentó colonizar la isla, pero realmente, y hasta nuestros días, sólo sirvió de refugio de piratas, contrabandistas y delincuentes comunes, que encontraban allí en abundancia agua, vegetales-plantados en 1664 por Diego Rosales-, madera para reparar la obra muerta y arboladuras de las embarcaciones, aceite de lobo marino, carne de cabra, pescado fresco...
La isla fuie destino de fomosos náufragos, que llegaron a inspirar novelas famosas, como Robinson Crusoe, de Daniel Defoe, y las relatadas por el navegante explorador, naturalísta, artillero, criminal y magnífico escritor Dampier.Precisamente de la obra de Defoe se desprendió el nuevo nombre que en 1966 adoptaria la isla.
AAR.-Revista General de Marina.Mayo 2009