jueves, diciembre 06, 2007

BALER,LA FORTALEZA

uenta el teniente Martín Cerezo en su relato del asedio que “La iglesia estaba sólidamente construida, excepto el anexo destinado a sacristía. Sus paredes eran anchas y recias, de hormigón y bien cimentadas. Tan dobles eran que por encima hice poner a trechos una fila de cajones de tierra, detrás de los cuales aún quedaba un escaloncito de medio metro de ancho y podía servir de excelente parapeto en el fuego y la vigilancia. (...) No sucedía lo mismo con el techo de cinc todo él, formando sendos planos a derecha e izquierda, como los tejados ordinarios, y no muy bien apoyados en las cornisas”. Los sitiadores advirtieron esa debifidad y se dedicaron a disparar contra él, convirtiéndolo en una criba por la que se colaba a chorros el agua de la lluvia, calando a los defensores, deteriorando sus escasos alimentos y amenazando la propia solidadez de las paredes... recomponer esos desperfectos fue uno de los trabajos más duros, fatigosos y continuos de los asediados.