lunes, septiembre 25, 2006

LA LEGION FRANCESA EN ESPAÑA

rancia había creado la Legión el 19 de agosto de 1831,empleándola en la ocupación de Argelia. Cuatro años después, dentro del marco de la Cuádruple Alianza, establecida en abril de 1834, la monarquía liberal francesa decidió prestar el nuevo cuerpo, que no llegaba a 5.000 hombres, al Gobierno de Madrid, que defendía el liberalismo contra los carlistas.
El 19 de agosto de 1835 desembarcó la Legión francesa en el puerto de Tarragona. Su jefe, el coronel Bernelle, contaba con 4.100 hombres, vestidos con el uniforme de Argelia y organizados según sus nacionalidades.
Una vez en España, Bernelle reordenó la tropa, mezclándola sin atender a sus orígenes, práctica que, desde entonces, sería normal en la Legión.
La fuerza entró en operaciones en Cataluña y Aragón. Al año siguiente, se trasladó a Navarra, donde se registraron los mayores combates. En mayo, a fin de atender a sus propias necesidades militares, Bernelle organizó tres escuadrones de lanceros polacos, una compañía de abuses, una de ingenieros y otra sanitaria.
Los legionarios fueron eficaces en el combate, aunque sufrieron numerosas bajas. Al no contar con nuevos reclutas, sus efectivos disminuyeron rápidamente por los muertos, heridos y enfermos. Acostumbrados a la buena organización francesa, los hombres se quejaban por no percibir sus sueldos, recibir víveres defectuosos y no poder renovar el ya harapiento vestuario traído de Argelia. Harto de discutir con los representantes españoles, el coronel Bernelle dimitió y regresó a Francia.
El coronel Conrad, segundo jefe del cuerpo, tomó el relevo y prosiguió la campaña, con sus efectivos reducidos ya a tres batallones que los españoles llamaban «los argelinos». Conrad supo hacerse oír por el Gobierno, que le entregó 80.000 duros, destinó la Legión a Cataluña y, finalmente, le ascendió a brigadier.
Los legionarios renovaron parcialmente sus uniformes y equipo, inspirándose en algunas prendas carlistas, como la boina roja con pompón, la cartuchera y las alpargatas. Entretanto, también habían adoptado un himno, el Canto de la Legión francesa en España, escrito por uno de los sargentos mayores. En marzo de 1837 reemprendieron sus combates. El más sangriento tuvo lugar en Barbastro, el 2 de junio de 1837, cuando
quedaron aisladas cuatro compañías de la Legión y un regimiento de la Guardia Real española.
Entre los atacantes figuraba una fuerza de voluntarios extranjeros alineados en el bando carlista y cuyo
choque con los legionarios resultó devastador para ambos.
La Legión francesa no había podido reponer sus bajas y estaba casi aniquilada. La acantonaron en Pamplona, sin sueldo, en pésimas condiciones y sin saber qué hacer con ella. Finalmente, en diciembre de 1838, los
500 supervivientes fueron licenciados y regresaron a Francia.

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