jueves, octubre 11, 2007

SIEMPRE ALERTA

a preocupación constante del peregrino, como la de cualquier otro viajero, era ir siempre con los ojos abiertos y las orejas tiesas, alertas a recibir información sobre un tramo peligroso, a intuir una celada o a reconocer en un compañero de viaje al delincuente o al estafador disfrazado. Por si fuera poco, aparecieron en los caminos toda serie de falsos bordones, malvados, embaucadores, personajes poco recomendables que se hacían pasan por peregrinos para enredar a sus semejantes y que iban vestidos con el mismísimo y respetable hábito del peregrino.., lo que, con el tiempo, se fue haciendo mucho menos respetable y más sospechoso.
No resulta fácil decir cuál fue la edad de oro de la peregrinación jacobea, básicamente porque nunca queda del todo claro en los estudios el criterio adoptado, que puede ser el de una mayor o menor pureza en los motivos, siempre difícil de evaluar, o el del cálculo del número de peregrinos, lo que es fundamentalmente imposible. No obstante, se piensa que los siglos de mayor éxito fueron los siglos Xl y XII y quizá también el XIII, mientras que en los sucesivos se manifestó una cierta decadencia, no tanto en el número de peregrinos cuanto en el espíritu del viaje, a consecuencia de la difusión de las peregrinaciones por encargo o por condena civil, tal como se ha dicho. Después, la Reforma sustrajo al Camino una buena parte de las poblaciones europeas que anteriormente se habían volcado generosamente en él: alemanes, escandinavos o ingleses. La peregrinación sufrió un nuevo ataque en el Siglo de las Luces y no me parece que pueda confundirse el interés actual por el Camino de Santiago con una auténtica recuperación de su espiritualidad en ámbitos sociales significativos. Lo cual es algo muy distinto del amplio interés historiográfico, artístico y turístico que provoca, pero que no siempre se combina con un resurgimiento religioso.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Aquellos que realizan el Camino de Santiago comparten vivencias únicas que quizás nunca vuelvan a experimentar. Ello, unido al cansancio tanto físico como psicológico, al halo de misterio que envuelve la ruta y a antecedentes familiares de problemas psiquiátricos o de personalidad, puede dar lugar al "síndrome del Camino de Santiago".

Esta nueva enfermedad mental ha sido acuñada por los especialistas del Servicio de Psiquiatría y de Atención al Paciente del Complejo Asistencial de Burgos, Maite Álvarez y Jesús de la Gándara, tras estudiar durante siete años a algunos de los 100.000 peregrinos que cada año pasan por Burgos.

La muestra resultante fue de 38 personas que sufrían alucinaciones, delirios o paranoias. El perfil que se extrajo de los estudiados fue el de un hombre de mediana edad (unos 40 años); el 40% de los cuales presentaba transformación aguda de su personalidad y el resto tenía antecedentes psicóticos, bipolares o depresivos.

Tres son los detonantes del "síndrome del Camino de Santiago": misticismo, fatiga y antecedentes familiares. Las razones que aducen los propios peregrinos para su transformación van desde las llagas de los pies, el insomnio, el tempo pausado del caminar, hasta el encuentro con la belleza de los lugares o el arte que salpica el periplo. Todo ello, junto con el abandono de posibles tratamientos, problemas de estrés y adaptación, el desorden de vida, e incluso la convivencia estrecha con personas desconocidas, actúa como desencadenante de episodios emocionales e hipersensitivos extremos. El resultado puede ser una crisis de ansiedad o la alucinación sorpresiva.

Un beso, Nelson.

Zinthia.

Anónimo dijo...

Zinthia, en este momento me dirijo al servicio andaluz de salud, para poner en su conocimiento el estudio del que haces mención.Ya que hemos conseguido ser una realidad nacional, no vaya a ser que ahora seamos todos unos locos.
DFe todas formas no me extraña que hayas llegado a esa conclusión como los de Burgos ya que creo haberte entendido que el camino lo hiciste al revés, o sea de cabeza.
Gracias de antemano, porque aunque no soy andaluza como ya en otras ocasiones os he contado si me siento una más.
Y por supuesto empiezo ya a pensar si haré o no el camino,ya te contaré.
Gracias anticipadas.

Anónimo dijo...

Enma, ya se aclara que, los que terminan así, ya estaban un poco "tocados del ala". Y no entiendo muy bien qué tiene que ver ser andaluz o no, en este contexto. Ya te contaré mi itinerario, por lo pronto la visita a Santiago fue una de las experiencias más placenteras que he tenido en mi vida... y no iba sola.
Saludos.
Zinthia.

Anónimo dijo...

Pues Zinthia, está muy claro, quiero preservar la salud de mis conciudadanos, que no se le ocurra a ningún andaluz, algo loco, hacer semejante recorrido, yo de todas manaras aunque no estoy muy cuerda(para vivir en este mundo no se puede estar muy cuerdo porque si no te aburres)intentaré hacerlo volviendo lo más equilibrada posible.y siguiendo tu consejo, procuraré no hacerlo sola.
Un cordial saludo.

Anónimo dijo...

DE LO QUE DEDUZCO QUE HAY QUE TENER CUIDADO AL TRANSITAR POR EL CAMINO DE SANTIAGO POR EL PERFIL DE PERSONALIDADES QUE TRANSITAN POR EL. NO. POR LO QUE DEDUZCO QUE HAY UNA NUEVA ENFERMEDAD PSIQUIATRICA "EL SANTIAGUISMO". EL BOSS DEBE PERDERSE POR DICHOS LUGARES.
GRACIAS POR ENSEÑAR "EL CAMINO" A UN SER ERRATICO PERDIDO EN LAS MARAÑAS DEL CAJON DE SUS RECUERDOS.
POR FIN HE VISTO LA LUZ.

Anónimo dijo...

Yo entro los comentarios de los demás, lo que he leido y mis propios pensamientos, creo que no haré el camino, total creo que no estoy loca.

Saludos Sr. Nelson