miércoles, septiembre 20, 2006

SABATINI

ara llevar a cabo la ejecución de una amplia labor arquitectónica Carlos III se inclinó hacia los planteamientos racionalistas y de incipiente o pleno neoclasicismo, en lugar de continuar el desaforado barroquismo desarrollado en los años anteriores. A tal fin depositó toda su confianza en este campo en un maestro cuya capacidad y prestigio le resultaban sobradamente conocidos por haberlo tenido a su servicio en tierras de Nápoles. Se trataba de Francisco Sabatini, el arquitecto que, al decir un tanto crítico de Ceán Bermúdez, se convirtió en el profesor más condecorado de Europa en la historia de la arquitectura moderna.
Nacido en la localidad italiana de Palermo el cinco de marzo de 1721, Francisco Sabatini estudió Humanidades, Filosofía y Matemáticas, para inclinarse más tarde por las Bellas Artes.
En 1749, Sabatini se desplazó a Roma para estudiar arquitectura, siendo nombrado, al año siguiente, alférez de artillería.
Llamado a España por Carlos III, Sabatini, según las noticias transmitidas por Llaguno-Ceán, "vino en el citado año de 1760 y se ingirió en el Real Cuerpo de Ingenieros". Sabatini entró al servicio del rey con fecha 21 de junio de 1760, en calidad de ingeniero ordinario, siendo nombrado arquitecto mayor de las obras reales el once de julio siguiente. Trazó y dirigió la casa o fábrica de porcelana, que estaba en el Buen Retiro; la arquitectura del sepulcro de Fernando VI, colocado en la iglesia de las Salesas Reales; la ampliación de las obras del Palacio Nuevo, del de Aranjuez y del Prado; el empedrado de Madrid y limpieza de sus calles; la reforma de los planos del Hospital General y del convento e iglesia de San Francisco el Grande; hizo los de la Real Aduana , los de las puertas de Alcalá y San Vicente; los de la casa que se construyó para el Ministro de Estado, junto a la de doña María Aragón y de la contigua, para habitación de él mismo; los de las obras de la calle Nueva o Nueva Regalada, en que están situadas estas casas; los de la cloaca y bajada al río hasta la puerta de San Vicente, los del cuartel de caballería y los de otros varios edificios en la Corte.
En el Palacio Real, Sabatini trazó la nueva escalera en lugar de la proyectada por Sachetti y también construyó el edificio de las Caballerizas en el lado norte del conjunto, no habiéndose realizado, sin embargo, el ambicioso proyecto que formulara para la ampliación de la capilla por el lado norte.
La continuada e infatigable actividad de Sabatini fue truncada por su fallecimiento, acontecido el 19 de diciembre de 1797 en su casa de la madrileña plazuela de los Afligidos, en las llamadas "Casas de la Administración".

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