adrid, 1850 — Un baile alemán, de enrevesada ortografia y brioso ritmo, que los madrileños simplifican por su pronunciación a la castellana, empieza a hacerse popular en la corte. La figura allí es la reina, una joven más bien llenita, que tiende a engordar con el tiempo y que sufre de acné juvenil. Y que va a vender durante algún tiempo lo poco que alberga su caletre, que es una campechanía y popularidad, que acabará desapareciendo y se demostrará que es lo único que posee.Cierto populachismo que la hará pasajeramente aceptada por el pueblo, y que en el momento de su destronamiento se ha disipado y gastado. Se hace construir un teatro dentro de palacio, y da bailes en los que el chotis es la pieza de moda, ante el escándalo de más de uno, que se perdona por su popularidad en aquellos momentos. Malcasada desde 1846, la lista de sus amantes se hará también errática como un chotis y con vueltas en redondo, aunque, eso sí, será generosa.
viernes, julio 13, 2007
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