viernes, abril 20, 2007

REFORMA DEL CALENDARIO

oma, 1582 — Gregorio XIII ordena la reforma del calendario juliano.
El papa pretendía corregir con ello, sirviéndose de los avances científicos, las deficiencias del calendario tradicional, y buscar la coincidencia entre las duraciones del año civil y el año trópico.Según el cómputo de Julio César, quedaban descontados 11 minutos anualmente, lo que significaba un día cada 128 años y, como consecuencia de ello, un retraso paulatino de la fecha de la Pascua. Asimismo, el equinoccio real de la primavera correspondía entonces al 11 de marzo. Con el fin de enmendar los anteriores errores de cálculo, se resolvió una adición de 10 días y se dispuso que siguiera al 4 de octubre de 1582 un viernes 15, con lo que el 21 de marzo se realizaban simultáneamente el equinoccio real y el convencional, según lo decretado en el concilio de Nicea (celebrado en el año325).Asimismo, se convenía que, en lo sucesivo, todos los años múltiplos de cuatro serían bisiestos, al igual que los años seculares —o aquellos que acababan en dos ceros— cuyo número de centenas fuera también multiplo de cuatro. Con un objetivo claramente litúrgico, pues su interés radicaba en la fijación de la fecha de la Pascua de Resurrección, el calendario gregoriano sufrió algunas revisiones posteriores. A lo largo del siglo se distribuyeron las fiestas según categorías ya existentes en la edad media, pero que se aumentaron en la época (dobles de primera y segunda clase, dobles mayores y ordinarias, semidobles y simples, etc, mientras que en muchas conmemoraciones de santos prevalecían sobre los domingos, considerados semidobles).La reforma del calendario emprendida por Gregorio XIII fue adoptada de una forma más o menos inmediata por los diferentes países católicos. Francia la siguió ese mismo año, aunque en el mes de diciembre, para pasar del día 9 al 20, Gran Bretaña esperó hasta 1752, en cuyo mes de septiembre pasó del día 2 al 14, Japón modificó su caleñdario en 1863, Rusia lo hizo en 1918, Grecia y Rumania en 1924 y Turquía en 1927.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha parecido un post interesantísimo, amigo Nelson. Y me gustaría añadir algo...
El calendario gregoriano tiene algunos defectos, por ejemplo la diferente duración de los meses, y la diferencia con el año real de 25,96 segundos, por lo que desde 1582 se han acumulado 2 horas 12 minutos y 12 segundos de retraso, y en el 4909 sumará un día entero. Otro defecto, aunque menor, es que las semanas no se corresponden con los meses, y para el calendario eclesiástico la variabilidad del día de Pascua.
Para corregir esto, se han propuesto varios calendarios:
El calendario fijo internacional propone dividir el año en 13 meses de cuatro semanas cada uno (28 días). El mes comenzaría el domingo, y el primer día del año sería festivo y no pertenecería a ninguna semana. Lo mismo sucedería con el día bisiesto cada cuatro años, que se añadiría al mes de junio.
El calendario universal contiene cuatro trimestres de 91 días. El primer mes de cada trimestre comenzaría en domingo y tendría 31 días, el segundo comenzaría en miércoles y tendría 30 días y el tercer mes comenzaría el viernes y tendría 30 días. El primer día del año sería festivo y no pertenecería a ninguna semana, al igual que el día bisiesto, que se añadiría al mes de junio.
La cuestión es muy difícil de resolver, pues cada cuatro años habría que insertar un día que no correspondería con nada. El problema es que el año dura 365 días y cuarto, así que es necesario considerar que tiene 365 días y añadir uno más cada cuatro años, lo que complica cualquier sistema de regular días, semanas y meses. 365 sólo es múltiplo de 5, lo que da 73 semanas de cinco días, y 73 es un número primo. Por supuesto no es posible un día ponderado, para distribuir el resto de las 5 horas, 48 minutos y 45,51 segundos entre todos los días del año, ya que los pequeños errores acumulados provocarían que el mediodía se retrasase cada vez más (5 horas, 48 minutos y 45,51 segundos al año).
En la actualidad el tiempo no se mide por la trayectoria de la Tierra ni la Luna, sino por las oscilaciones de los átomos de cesio 133. Un segundo era 1/86.400 partes del día solar medio, o lo que es lo mismo 1/31.556.925,9747 partes del año, pero en 1967 se determinó que el cesio 133 oscilaba 9.192.631.770 veces en un segundo. Desde 1972 ésta es la medida oficial del tiempo: Tiempo Universal Coordinado (TUC), que se determina teniendo en cuenta la hora dada por los relojes atómicos, Tiempo Atómico Universal (TAU). Un año ya no tiene 365 días, 5 horas, 48 minutos y 45,51 segundos, sino 290.091.200.500.000.000 oscilaciones del átomo de cesio 133, más o menos. Y es que las oscilaciones de la Tierra hacen que se adelante o se atrase algunas milésimas de segundo en su órbita. De vez en cuando hay que añadir o restar segundos, cosa que se hace al final del año.
Saludos. Zinthia.

Anónimo dijo...

Zinthia, déjame que me termine de adaptar al € (euro), y despues dedicaros a cambiar el calendario...por que si no, ni voy a saber el dinero que tengo ni el día en que vivo.Y ya ese descompás espacio temporal, me puede llevar al Alzahaimer, y ....como que no me apetece, tengo que disfrutar todavía un poquito mas.
Muy completo tu comentario, pero tambien el de nelson me ha parecido interesantísimo.
Por cierto, tienes tu Blog?si es me lo podias facilitar?
Un saludo.

Anónimo dijo...

Tienes razón, Enma... muchos cambios, lo cual no es malo; en cierto modo agilizan la mente, retrasando el temido mal de Alzheimer. Pero sólo hay que adaptarse a algunos, por ejemplo el que comentas del euro. El cambio de hora, también, y ése sí es molesto los primeros días.
Lo siento pero no tengo blog... de momento.
Saludos. Zinthia.