lunes, abril 23, 2007

PICAS Y ARCABUCES

spaña, 1583 — El monje Bernardino de Escalante, anteriormente dedicado al oficio de las armas, publica el libro Diálogos de arte militar. En él se exponen de manera sencilla las transformaciones que ha sufrido el ejército, al tiempo que se dan indicaciones para formar una mejor milicia. El ejército español que actúa fuera de las fronteras peninsulares está integrado por personal profesional y permanente. El reclutamiento de los soldados se hace, por lo general, por capitanes nombrados por el rey, que llevan cédulas de reclutamiento para las autoridades de los lugares donde van a procurarlo. La artillería, que se encuentra en general en manos alemanas, va ganando importancia gracias a su perfeccionamiento progresivo. La caballería de porte medieval se encuentra en retroceso, ante el progresivo desarrollo de las armas de fuego. En cambio, la caballería ligera alcanza un gran desarrollo. Los jinetes van armados de lanza corta, espada y daga. Además, los arcabuceros a caballo acaban supliendo a los escopeteros, e incluso la caballería pesada cambia la lanza por los pistoletes, especie de arcabuces cortos. Sin embargo, en estos momentos la supremacía corresponde a la infantería, al combinar sabiamente las armas clásicas, como la pica, con las modernas armas de fuego. La infantería estaba compuesta, en un principio, por coronelías, hasta que en 1534 se imponen como unidad los llamados tercios. Estas unidades se dividen en compañías, de 250 a 300 hombres, mandadas por capitanes. En un principio son doce compañías, pero más adelante aumenta su número a trece, y luego a quince. Los tercios constan de tres secciones: una de piqueros, una de mosqueteros y una de arcabuceros.
(Imágen.- Bernardino de Escalante)

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