lunes, febrero 19, 2007

SE ADELANTARON A SIGMUND FREUD

rtemidoro de Daldis basa su diagnóstico en la interpretación de los sueños.
CASI DOS MIL AÑOS antes de Sigmund Freud, los romanos y los griegos hacian una forma rudimentaria de psicoanálisis. El médico Artemidoro de Daldis (siglo II d.c.) recoge sus experiencias como interpretador de sueños en una obra en cinco volúmenes titulada Oneirokritika, (o Libros de los sueños). Los pacientes le relataban lo que habian soñado y el médico relacionaba esas experiencias oniricas con sus trastornos psiquicos o incluso físicos. Pero más que para curar, Artemidoro recurre a la interpretación de los sueños para pronosticar enfermedades.
Naturalmente estamos en un terreno resbaladizo,donde la superstición y la mitología tienen más peso que la ciencia. Pero los pacientes acudían a este tipo de consultas con una fe ciega. El poder de sugestión de algunos médicos y la disposición de ánimo del enfermo tenían mucho que ver con el éxito de esas prácticas. Algunas de las interpretaciones de Artemidoro son tan pintorescas como ésta, referida a una mujer embarazada: «Si se sueña con encender un fuego en el horno.., esto significa que va a nacer un niño, dado que el horno se asemeja a una mujer, porque acoge lo que hace falta para vivir».
Los ROMANOS SE limitan a recoger la tradición médico-religiosa de las civilizaciones egipcia y judía, que daban un carácter relevante a la interpretación de los sueños. Y no sólo los interpretan sino que los prescriben como terapia. En esto también se adelantan a la medicina contemporánea. Romanos y griegos tenían, incluso, clínicas del sueño. El caso más conocido es el del santuario de Esculapio en la isla de Cos, al que acudían peregrinos de todo el mundo... a dormir. Llegaba el paciente, ofrecía un sacrificio al dios Esculapio, hacia una donación (es decir, pagaba los honorarios) y se retiraba a una sala con camas para tener un «sueño terapéutico>>. Se recostaban en los lechos, un esclavo apagaba las luces y todos acababan enbrazo de Morfeo. Los clientes tenían la creencia de que mientras dormían, llegaba el dios Esculapio, les ponía unos ungüentos y los sanaba... o incluso les daba consejos para su curación. Creencia que satirizaría Aristófanes en una de sus comedias.De una de las clínicas del sueño se conserva un curioso testimonio:«Demóstenes de X, paralizado de las piernas, llegó al templo en una camilla y sólo caminaba apoyado en bastones. Cuando se fue a dormir en la sala terapéutica vio un rostro. Soñó que el dios le prescribía quedarse cuatro meses en el templo, ya que durante ese tiempo sanaría. Después de esos cuatro meses, salió curado y por su propio pie».

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