miércoles, enero 24, 2007

MENG JIANG, LA BUENA ESPOSA

ecorrió miles de kilómetros para auxiliar a su marido
MUCHOS CANTOS Y cuentos populares narran el padecimiento de las cerca de 800.000 personas que trabajaron lejos de sus hogares y en las más duras condiciones para levantar la Gran Muralla. Una vieja leyenda tiene como protagonista a Meng Jiang, la mujer de un campesino movilizado desde un lugar muy lejano. Apenada por las circunstancias en las que éste se encuentra, decide seguir los pasos de su marido cruzando montañas, ríos y valles para poder llevarle alimentos y ropas que le mitiguen su sufrimiento. Cuando Meng Jiang consigue llegar a la muralla, le informan de la reciente muerte de su marido, que no ha podido superar las adversas condiciones. El llanto de la mujer provocó que, justo en el lugar de la muralla donde su marido había muerto, el muro se viniera abajo y dejara al descubierto el cuerpo de su marido. No terminan aquí las desgracias de Meng Jiang. El propio emperador quiso casarse con ella. La mujer accedió para poder ofrecer a su marido un digno entierro. Sin embargo, la virtud de Meng Jiang fue más fuerte que su consentimiento al emperador, y poco antes de celebrar la ceremonia nupcial, la mujer se tiró al mar para reunirse de este modo con su esposo. La hazaña de Meng Jiang ha pasado a la historia china como un ejemplo de las virtudes de la buena esposa. En las proximidades de Shanhaiguan, en el extremo oriental de la Muralla, hay un templo dedicado a venerar su recuerdo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Este salto en su bitácora de Roma a China, se debe a algo?Debo hacer una segunda lectura?Es que yo ya la he hecho, y me encantaría poderle decir aquí....pero no, me lo callaré, es mas prudente.

Anónimo dijo...

Gabriela, todo lo que pueda decir, digalo,no le dé oportunidad al silencio, las peores de las respuestas, son las que no se manifiestan.