"200.736 ducados y 9 reales, en frailes, monjas y pobres para que rogasen a Dios por la prosperidad de las armas españolas."
"1oo millones en picos, palas y azadones."
"1oo.ooo ducados en pólvora y balas.io.ooo ducados en guantes perfumados, para preservar a las tropas del mal olor de ios cadáveres de os enemigos tendidos en el campo de batalla."
"170.000 ducados en poner y renovar campanas, destruidas con el uso continuo de repicar todos los días por nuevas victorias conseguidas sobre el enemigo."
"5o.ooo ducados en aguardiente para las tropas, un día de combate."
"Millón y medio de ídem para mantener prisioneros y heridos."
"Un millón de misas de gracia y Te Deum al Todopoderoso."
"Tres millones de sufragios por los muertos."
"700.492 ducados en espías.2
Y 1oo millones por mi paciencia en escuchar que el rey pedía cuentas al que le ha regalado un reino."
Según parece, todo ello no es más que una leyenda, pues el lenguaje de estas partidas no es del siglo de los Reyes Católicos, y en ella se encuentran voces que sólo se admiten en el lenguaje de Castilla un siglo después, cuando menos.
La frase ha quedado como proverbial para dar a entender lo exorbitante de las partidas de unas cuentas formadas arbitrariamente y sin dar la correspondiente justificación.
Fuente:Frases que han hecho historia.Carlos Fisas.
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