lunes, noviembre 06, 2006

CHOCA CONTRA EL «DIQUE» DE WELLINGTON


o era sencillo acabar con Bonaparte. En 1815, se escapó de Elba y se enfrentó a los aliados en Waterloo, pero Wellington le hizo morder el polvo para siempre.
DERROTADO POR LAS POTENCIAS ALIADAS (Inglaterra, Rusia, Prusia y Austria), el emperador dejó el poder en 1814 y fue conducido a la isla de Elba. Pero en febrero de 1 815 se escapó y pocas semanas después ya estaba en el palacio de las Tullerías. Francia entera volvía a vibrar con el pequeño Gran Corso. Sus viejos granaderos desempolvaron sus morriones de piel de oso. El 1 de junio,sus tropas le juraban fidelidad en el Campo de Marte.
Pero el emperador no encajaba ya en la Europa del Congreso de Viena y los aliados se prepararon para aplastarlo. La guerra es inevitable. La Grande Armée se pone en marcha en dirección a Bruselas, donde le espera el duque de Wellington al frente de las fuerzas coaligadas.
La inferioridad francesa es manifiesta (125.000 hombres frente a 227.000 soldados aliados). Pero Napoleón hace suya la máxima de César y planea dividir al enemigo y vencer por separado a ingleses y prusianos. Envía, por un lado, al mariscal Ney para cortar el paso a Wellington; y a Grouchy, por otro, para frenar al general prusiano Blücher. Esta última misión tiene éxito, pero sólo relativo. El francés logra derrotar en Ligny al centro del ejército prusiano pero quedan imbatidas las alas que se reagrupan ordenadamente y escapan. La organización germánica será la perdición para Bonaparte.
El emperador pensó que su plan había surtido efecto y decidió atacar a Wellington en Waterloo, el 18 de junio. Pero como el terreno amaneció empapado de lluvia, y Napoleón tenía problemas para emplazar las baterías, retrasó el combate hasta el mediodía. Perdió así un tiempo precioso, ya que los prusianos de Blücher se dirigían rápidamente al escenario de la batalla. El emperador ordenó varios ataques frontales contra los ingleses, pero todos se estrellaron contra la férrea resistencia de Wellington.
Las horas se consumían y cuando apareció Blücher la balanza se inclinó definitivamente del lado de los aliados. Ingleses y prusianos machacaron a los franceses y Napoleón tuvo que huir. Constituido prisionero de los ingleses fue enviado a Santa Elena, en el Atlántico sur. Habia terminado el último vuelo del águila. (Imágen Duque de Wellington)
Alfonso Basallo

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