
El ejército constaba de caballería e infantería. La primera montaba en mulas y la segunda llevaba también estos animales -uno cada tres soldados- para la impedimenta. Las armas defensivas eran cascos, escudos, corazas y ,cotas de mallas; las ofensivas, espadas, picas, lanzas y arcos.
Las expediciones militares eran de corta duración y se llamaban aceifas o algaras. Era esencial para emprender la expedición la noticia de que la cosecha se anunciaba buena en la tierra elegida para efectuada. Se emprendía casi siempre en la primavera, y el viernes anterior a la salida se celebraba una ceremonia religiosa presidida por el príncipe. Tras un desfile, los es

Se hacían pequeñas jornadas y se acampaba en tiendas colocadas alrededor de la del jefe. Los animales se sujetaban en estacas clavadas en largas filas. Allí recordaban los jeques sus triunfos anteriores y se animaban para el nuevo que esperaban lograr. Había un servicio de espías, llamados enaciados, que eran muy bien pagados. También se empleaban palomas mensajeras como correo militar.
En las fronteras y en las costas se solían construir castillos fortificados, llamados rabats (rápitas). En ellos vivía una guarnición, singular comunidad religioso-militar, anterior,a las Ordenes militares cristianas. Sus miembros se comprometían a una vida pura (por ejemplo, prohibición de trato con mujeres) y a luchar con severa disciplina. (fig.Almanzor)
La necesidad de defenderse contra los ataques de los normandos obligó a los príncipes cordobeses a construir naves de guerra. Almería fue la base naval más importante. La flota real llegó a contar con 200 naves en tiempos de Abderrahmán III, aunque decayó bajo sus sucesores. La flota se utilizó para ataques piráticos, que se extendieron hasta el Cantábrico, y para defender las costas meridionales frente a los fatimíes africanos. El superior de la escuadra se llamaba amiralbahr y a sus órdenes había dos jefes: uno militar, el caid, y otro marino, el arraez.
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