sábado, septiembre 30, 2006

MUSULMANES-LA VIDA MILITAR

l nervio de la conquista y, al mismo tiempo, el instrumento de las guerras civiles del primer período musulmán fue, como es natural, el ejército. En un principio era tribal, es decir, cada tribu suministraba un cierto número de hombres, que eran llamados por un tiempo determinado y pagados con cargo al tesoro público. Estos contingentes formaban unidades independientes (chonds) y eran mandados por los jeques. De aquí que los soberanos se preocuparan de substituido. Alhakem I, fue quien inició el primer núcleo del ejército mercenario, formado por 5000 negros (los mudos). Sus sucesores no dejaron de incrementado y admitieron en él a maulas y extranjeros (eslavos). Coexistieron así dos tipos de ejército, el real y el tribal, hasta los tiempos de Almanzor, que abolió la organización por tribus y formó una nueva, de base regimental.
El ejército constaba de caballería e infantería. La primera montaba en mulas y la segunda llevaba también estos animales -uno cada tres soldados- para la impedimenta. Las armas defensivas eran cascos, escudos, corazas y ,cotas de mallas; las ofensivas, espadas, picas, lanzas y arcos.
Las expediciones militares eran de corta duración y se llamaban aceifas o algaras. Era esencial para emprender la expedición la noticia de que la cosecha se anunciaba buena en la tierra elegida para efectuada. Se emprendía casi siempre en la primavera, y el viernes anterior a la salida se celebraba una ceremonia religiosa presidida por el príncipe. Tras un desfile, los estandartes eran entregados a los jefes.
Se hacían pequeñas jornadas y se acampaba en tiendas colocadas alrededor de la del jefe. Los animales se sujetaban en estacas clavadas en largas filas. Allí recordaban los jeques sus triunfos anteriores y se animaban para el nuevo que esperaban lograr. Había un servicio de espías, llamados enaciados, que eran muy bien pagados. También se empleaban palomas mensajeras como correo militar.
En las fronteras y en las costas se solían construir castillos fortificados, llamados rabats (rápitas). En ellos vivía una guarnición, singular comunidad religioso-militar, anterior,a las Ordenes militares cristianas. Sus miembros se comprometían a una vida pura (por ejemplo, prohibición de trato con mujeres) y a luchar con severa disciplina. (fig.Almanzor)
La necesidad de defenderse contra los ataques de los normandos obligó a los príncipes cordobeses a construir naves de guerra. Almería fue la base naval más importante. La flota real llegó a contar con 200 naves en tiempos de Abderrahmán III, aunque decayó bajo sus sucesores. La flota se utilizó para ataques piráticos, que se extendieron hasta el Cantábrico, y para defender las costas meridionales frente a los fatimíes africanos. El superior de la escuadra se llamaba amiralbahr y a sus órdenes había dos jefes: uno militar, el caid, y otro marino, el arraez.

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