martes, octubre 23, 2007

EMBRIAGUEZ Y AMOR

l vino y el amor son dos de los temas más frecuentados por los poetas arábigoandaluces. Si el contraste entre la cadera generosa y el talle frágil era el ideal supremo de mujer, los poetas, muy influidos por el amor griego de la literatura helenística, polemizaban en cambio sobre si el mancebo ideal era aquél al que aún no le había crecido el bozo o el que exhibía su primer atisbo de vello sobre el labio, polémica sobre cuyo calado da idea la existencia de dos manuscritos monográficos que se conservan en la Biblioteca de El Escorial. El recientemente desaparecido EmilioGarcía Gómez, en Poenms arabigoandaluces, describe una velada literaria en la España musulmana: “El anfitrión cursaba invitaciones en verso. Tales reuniones eran, más que orgías, tertulias poéticas y literarias. Circulaban, primero, en mesitas volantes, platos llenos de delicadas viandas y golosinas. Después se ponía ante cada comensal una bandeja, un pomo, una copa y un aguamanil. En el centro del machlis o corro ardían las candelas, cuyo reflejo hería los búcaros de narcisos, las carnosas hojas de las plantas de lujo y las pirámides de frutos brillantes. Circulaba el esbelto copero entre los invitados, con los jarros repletos de vino blanco —“grandes perlas rellenas de oro líquido”—, o con las ánforas de rojo néctar, colmando las copas y escuchando requiebros. Cuando el pitón de la vasija dejaba escapar el chorrito del líquido "como el cuello de un ánade que picara un rubí”, el burbujeo de la copa evocaba ingeniosas comparaciones. Se recitaba, se improvisaba, y, de vez en cuando, se oía el canto de una esclava, que otras acompañaban con laúdes, tombures y bandolas. Ejercían su imperio simultáneo el sueño, la embriaguez y el amor”.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué bonito sería usar una verdadera "máquina del tiempo", y viajar hasta ese lugar, en ese instante, para contemplar y disfrutar en carne propia de esos manjares, así como de todas las sensaciones, sin duda placenteras. Eso sí, acompañados... ¿Te vienes, Nelson? Un beso.
Zinthia.

Anónimo dijo...

Efectivamente, se produc�an situaci�n id�licas, rodeadas de una atm�sfera que te elevavan casi a la inconsciencia. Se me asemeja o mejor dicho me transporta a las que describe Cervantes en su universal obra, aunque evidentemente diferente en el tiempo y en el espacio.
"Cont� Sancho m�s de sesenta zaques de m�s de a dos arrobas cada uno, y todos llenos, seg�n despu�s pareci� de generosos vinos; as� hab�a rimeros de pan blanqu�simo, como los suele haber de montones de trigo en las eras; los quesos, puestos como ladrillos enrejados, formaban una muralla, y dos calderas de aceite, mayores que las de un tinte, serv�an de fre�r cosas de masa, que con dos valientes palas las sacaban fritas y las zabull�an en otra caldera de preparada miel que all� junto estaba..."
Si pudiera, no te quepa la menor duda que me har�a de un abono en el tunel del tiempo. Besos