uensanta, agosto de 1832 — En el santuario de Nuestra Señora de la Fuensanta, cerca de Badolatosa (Sevilla), se acaba de consumar lo que puede considerarse apoteosis del bandolerismo andaluz. Incapaz de poner fin al señorío que sobre lugares y caminos ejerce en Sierra Morena el bandolero José María Hinojosa, alias el Tempranillo, el rey don Femando VII, por medio de su enviado el general don José Manso, gobernador militar de Cádiz, rememora las medidas de gracia que se hacían servir hasta el siglo XVII y acuerda un indulto pleno para José María, su cuadrilla y todos aquellos que, aceptando la autoridad de El Tempranillo, decidan seguirle hacia una nueva vida dentro de la ley.No sólo se le perdonan catorce años de asaltos, violencias, contrabando y cobros ilegales. Considerando que es el hombre más adecuado para imponer la voluntad del gobierno en Sierra Morena, se le ofrece constituir con sus hombres un Escuadrón Franco de Protección y Seguridad Pública de Andalucía, cuyo mando le corresponderá.Convertido por el acuerdo de fugitivo en agente del orden, José María paga de su bolsillo las mejores ropas para que el flamante escuadrón siga atrayendo la admiración que su majura hasta entonces le había procurado. Entre las consideraciones que llevaron a Fernando VII a establecer el indulto no sólo figura la incapacidad de sus fuerzas para terminar con los bandoleros.José María había prestado decisiva y temible ayuda el año anterior a la intentona liberal del coronel Manzanares, y numerosos propietarios y comerciantes animaban también una solución que ofrecía seguridad a sus caudales, aun a cambio de la impunidad para todo aquello perpetrado con anterioridad.
sábado, julio 07, 2007
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