viernes, marzo 02, 2007

LAS VASCONGADAS SE UNEN VOLUNTARIAMENTE A CASTILLA

riginariamente, los vascones ocuparon el territorio que hoy es Navarra, mientras en Guipúzcoa vivían los várdulos, en Vizcaya los autrigones y en Álava los caristios. Fue Sancho III «el Mayor» quien, a comienzos del siglo XI, los anexionó a sus dominios, que se extendían de Zamora a Barcelona. Más tarde, en 1379, Juan de Castilla asumió los títulos de rey de España y señor de Vizcaya. Los monarcas debían jurar, sin embargo, los Fueros vascos o «leyes viejas».
ATENGÁMONOS A LOS HECHOS. Bajo el nombre de vascones se define de modo general a los primitivos habitantes de lo que actualmente es el País Vasco. Esta definición es inexacta, pues en realidad —aunque no con absoluta homogeneidad— ocupaban el territorio que hoy es Navarra, mientras que en Guipúzcoa vivían los várdulos, enVizcaya los autrigones y en Alava los caristios. Influyó para que se extendiera la denominación errónea de vascones el hecho de que estos fueran los más poderosos y conocidos, además de que todos fueran pueblos autóctonos que también tenían, en mayor o menor medida, sangre celta (fruto de las invasiones de las tribus indoeuropeas).

Aclarado este punto, es imprescindible resaltar que los pueblos vascongados jamás se unieron en una entidad territorial o política. Várdulos, caristios y autrigones evolucionaron de forma independiente hasta que Sancho III «el Mayor», rey de Navarra (1005-1035), los anexionó a sus dominios, que llegaron a extenderse desde Zamora hasta Barcelona, por lo que el poderoso monarca se concedió —al igual que hicieron sus sucesores— el título de Hispaniarum Rex. En 1076, el reino navarro comenzó a desintegrarse, al tiempo que la efervescente Castilla se convirtió en el primer motor de la Reconquista y en el principal aliado de los vascongados, que acababan de recuperar su independencia. Navarra había perdido esos territorios.

La continua amenaza de sus vecinos orientales condujo a tres importantes acontecimientos en 1200. El primero fue un hecho de armas. El rey castellano Alfonso VIII aprovechó que el rey navarro Sancho VII «el Fuerte» se encontraba en Africa para invadir Alava y sitiar Vitoria. A su regreso, a Sancho VII no le quedó más remedio que ceder el resto del territorio alavés que tenía ocupado, pero la unión de estas tierras con Castilla no fue definitiva, sino que hubo que esperar a 1334, cuando el Señorío de Ayala se entregó libremente a la jurisdicción de Castilla. Dos años antes había hecho lo mismo la Cofradía de Arriaga —constituida por los señores de lazona—, que gobernaba numerosos pueblos. El segundo acontecimiento fue el que condujo a la incorporación de Guipúzcoa a la Corona de Castilla. Una unión voluntaria —los roces con los navarros eran habituales— y que además se produjo a instancia de los propios guipuzcoanos, que exigieron a cambio —al igual que alaveses y vizcaínos— el reconocimiento de los Fueros o «leyes viejas», lo que les fue aceptado. El caso de Vizcaya —el tercer acontecimiento— es más próximo al de Alava que al de Guizpúzcoa, ya que más que una incorporación politica lo que hubo fue un vínculo personal. El proceso de unidad fue también más complejo y se remonta al primer señor de Vizcaya del que hablan las crónicas, Iñigo López, quien hacia 1040 decidió entrar en la órbita castellana. La influencia del poderoso reino occidental se compartió durante muchos años con la de Navarra —poco dispuesta a respetar los Fueros—, pero en 1180 la elección tomado definitiva, aunque no formalmente. En 1200, Alfonso VIII entregó a los López de Haro el señorío de Vizcaya y en 1 2 1 2 concedió a Diego López de Haro el condado de Durango. El tercer territorio, las Encartaciones, fue anexionado por esta familia durante este proceso.

El definitivo pacto entre Vizcaya y la Corona tuvo lugar en 1379. La casa de los López de Haro se había extinguido años antes, por lo que el señorío recayó sobre los Lara y posteriormente en los Manuel, a los que pertenecía Juana Manuel, esposa del rey Enrique II de Castilla. Cuando en 1370 murió el último de los Manuel, de nombre Tello, sus derechos pasaron al infante don Juan de Castilla, quien los haría efectivos en 1379. De este modo, en él coincidieron los títulos de rey de España y señor de Vizcaya, y aunque Vizcaya se mantuvo independiente y su régimen político no varió —los monarcas debían jurar los Fueros—, desde ese instante reconoció en el rey de Castilla a su señor natural.
Javier Lorenzo

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Para España su cristianismo fue el crisol de su realidad como nación, trás siglos de enfrentamientos contra otra civilización. Mientras la España cristiana se unía, la España Islámica se sumía en la desunión.

Anónimo dijo...

Amigo mío: me gusta esta desmitificación sobre lo que dicen los nacionalistas vascos, espero que en futuras ocasiones nos hables de la "creación" de la nación española, es decir,del conjunto de mitos,historietas,fantasías, cuentos...inventados por élites culturales españolas, especialmente en el siglo XIX.