
La villa de recreo del califa disponía de palacios reales, una gran sala de recepciones, una mezquita, una vasta explanada destinada a paradas militares y unos jardines
fastuosos. Con el tiempo, se ubicó allí una casa de la moneda. Un acueducto llevaba el agua desde la sierra.

Tan magnífico recinto estaba guarecido por unas sólidas fortificaciones, con grandes sillares de piedra. En la decoración interior, primaban las placas de mármol, con motivos florales y geométricos. El califa mandó adornar los patios de Medina Azahara con dos puentes enviados por el emperador de Constantinopla, uno de los cuales estaba construido en mármol verde, con 12 figuras de animales hechas de oro puro. El conjunto no podía ser más vistoso y espléndido.
Pero aquella nueva Babilonia también fue destruida. Los bereberes destrozaron Medina Azahara en el 1013. Los siglos y los despojos de distintos invasores fueron enterrando en el olvido la gloria de piedra y oro de la ciudad de recreo.., hasta que en el XIX, la piqueta de los arqueólogos comenzaron a rescatar de la niebla del tiempo la maravilla perdida.
1 comentario:
En el otro comentario me meto con los musulmanes, pero te reconozco que su arquitectura es increible, que interesante ésto que has contado en éste. Si vas por este camino, sigue que ésto si me gusta. Por cierto se me olvidó firmar el anterior soy Heaven.
Publicar un comentario