as fiestas vertebraban el año judío. También eran la memoria vivade un pueblo que en ningún momento renegó ni de sus orígenes, ni de las ancestrales tradiciones de sus antepasados que aún siguen vigentes.
EL PUEBLO DE ISRAEL celebraba una serie de fiestas muy concretas que organizaban el año. Estas festividades conmemoraban acontecimientos de su pasado. Eran y siguen siendo la memoria viva de su historia. Los festejos se articulaban siguiendo un calendario propio de 1 2 meses. Esta división temporal no coincide con la nuestra, ni en el nombre, obviamente, ni en las estaciones.
El judaísmo distinguía perfectamente entre fiestas mayores y fiestas menores. Las fiestas mayores estaban dotadas, en su mayoría, de un antecedente bíblico. Dentro de este grupo encontramos las siguientes celebraciones: en el primer y segundo días del mes de Tishrei -en el que transcurrían la mayoría de festividades- tenía lugar una celebración que con el tiempo llegaría a ser conocida como la fiesta de Año Nuevo o Rosh Hashaná. Era una jornada especial de descanso y de adoración. Además, durante el día se hacían sonar trompetas. El instrumento que hacía la vez de trompeta era el shofar, un cuerno de carnero hueco que todavía hoy se usa en las sinagogas.La fiesta de Yom Kippur. o el día de la Expiación se celebraba el 10 deTishrei, jornada en la que los israelitas, para pedir perdón a Dios, depositaban simbólicamente sus pecados sobre chivo expiatorio al que posteriormente abandonaban en el desierto.
La fiesta de los tabernáculos o Sukot duraba entre el 15 y el 2 1 del citado mes, y marcaba el final de la temporada agrícola. Mediante tiendas hechas con ramajes se conmemoraba el tiempo que los judíos pasaron en el desierto tras su huida de Egipto. En Tishrei hay dos fiestas más: Shemini Atzeret u octavo día de la asamblea, y SimjatTorah, el regocijo de la ley.
Ya en el mes de Nisan y todavía dentro de las fiestas mayores, tenía lugar la celebración de Pascua o Pesaj, una de las conmemoraciones más importantes. El sacrificio de un cordero recordaba la noche en que el ángel de Yahvé mató a todos los primogénitos egipcios en venganza por la opresión faraónica ejercida sobre, el todavía entonces, esclavo pueblo de Israel. La comida típica de estos días era el cordero asado y el pan ácimo. El segundo día de Pascua, en el templo, se realizaba una ofrenda de cebada. Cincuenta días después de la Pascua, el Pentecostés o fiesta de las semanas rememoraba cómo Moisés había bajado del Monte Sinaí con las Tablas de la Ley que Yahvé, encarnado en zarza ardiente, le había entregado. Entre las fiestas menores destacan: la de la Dedicación, iniciada con el prendimiento del candelabro de siete brazos; Purim o fiesta de las suertes; y Janucá y Bishevat, o el año nuevo de los árboles.
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